16.8.16

Las enseñanzas del maestro: sobre los adivinos

Nadie puede conocer el futuro porque el futuro no está escrito. Señala Montaigne que "La adivinación es un don de Dios. Por eso, abusar de ella debería ser una impostura punible. Entre los escitas, cuando los adivinos no acertaban los ponían, con los pies y manos cargadas de cadenas, en carros llenos de presos, tirados por bueyes, en los que los hacían quemar. Quienes se dedican a las cosas sujetas a la dirección de la habilidad humana tienen excusas y hacen lo que pueden. Pero estos que nos engañan, asegurándonos que poseen una facultad extraordinaria fuera del alcance de nuestro conocimiento,  no deben ser castigados por no hacer realidad su promesa y por la temeridad de su impostura"

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