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5.4.19

El señor de la Montaña, y Séneca

Abro de vez en cuando al alzar Los Ensayos del señor de La Montaña, en su edición de Acantilado. Esta frase de Séneca, ahora que se conoce que el PP quiere enviar a Bruselas, al Parlamento Europeo, a García Margallo, joven promesa de la política española que fundó la UCD en Alicante, a Zoido, casi veinticinco años en primera línea política sin moverse de Sevilla, o a Zarzalejos. 

Esta frase, en efecto: "Deja sitio a los otros, como otros te lo han dejado a ti".
En fin

23.8.16

Cada cual llama barbarie...

Seguimos con el maestro, ya en España: "Cada cual llama barbarie a aquello a lo que no está acostumbrado. Lo cierto es que no tenemos otro punto de vista para la verdad ni para la razón que el ejemplo y la idea de las opiniones y los usos del país donde nos encontramos. Ahí está siempre la perfecta religión, el perfecto gobierno, el perfecto y cumplido uso de todas las cosas.

19.8.16

Fascinante

Tengo aún fresco haber devorado, en pleno Índico, el capítulo sobre la amistad de los Ensayos y me topo recién vuelto a España con la carta de Arcadi Espada el pasado domingo. Sencillamente espectacular. La amistad entre el señor de la Montaigne y La Boétie como epítome de la amistad...

18.8.16

Cada uno a lo suyo, señala Montaigne

El señor de la Montaña, con un reflexión impecable: "Me gustaría que cada cual escribiera lo que sabe, y en la medida que lo sabe, no en esto solamente, sino en todos los demás asuntos" 

17.8.16

Las enseñanzas: la fortuna y el arte

Sostiene Montaigne que "Todas las cosas, dice Platón, son un producto o de la naturaleza o de la fortuna o del arte. Las más grandes y más hermosas de una u otra  de las dos primeras; las menores y más imperfectas, del último"

16.8.16

Las enseñanzas del maestro: sobre los adivinos

Nadie puede conocer el futuro porque el futuro no está escrito. Señala Montaigne que "La adivinación es un don de Dios. Por eso, abusar de ella debería ser una impostura punible. Entre los escitas, cuando los adivinos no acertaban los ponían, con los pies y manos cargadas de cadenas, en carros llenos de presos, tirados por bueyes, en los que los hacían quemar. Quienes se dedican a las cosas sujetas a la dirección de la habilidad humana tienen excusas y hacen lo que pueden. Pero estos que nos engañan, asegurándonos que poseen una facultad extraordinaria fuera del alcance de nuestro conocimiento,  no deben ser castigados por no hacer realidad su promesa y por la temeridad de su impostura"

15.8.16

Las enseñanzas del maestro: la modernidad

Lo moderno del pensamiento de Montaigne: "No caigo en el error común de juzgar a los otros según lo que yo soy. Me resulta fácil creer de él cosas diferentes a mí. No porque yo me siento apegado a una forma, obligo al mundo a someterse a ella, como hacen todos; y creo y concibo mil  maneras de vida contrarias" 

14.8.16

Las enseñanzas del maestro: los aduladores

La escritura seca. Sobria. Señala Montaigne: "Odio a muerte parecer un adulador, lo cual me empuja naturalmente a una prosa clásica, rotunda y cruda, que tiende, para quien no me conoce, un poco hacia los desdeñoso. Honro más a quienes honró menos

13.8.16

Herodoto, citado por Montaigne

Cita el señor de la Montaña a Herodoto, y nos señala que "en efecto, si a todos los hombres se les diera a elegir entre las costumbres, invitándoles a escoger las más perfectas, cada cual, después de una detenida reflexión, escogería para sí las suyas; tan sumamente convencido esta cada cual de que sus propias costumbres son las más perfectas".

Qué poco hemos cambiado

12.8.16

Las enseñanzas del maestro (IV): los expulsos

Señala el señor de la Montaña, al hilo de los judíos expulsados de España y que, al poco de establecerse en Portugal, fueron obligados a convertirse: "alguno se hicieron cristianos. De su fe, o de la de sus descendientes, todavía hoy, cien años después, pocos portugueses están seguros, aunque la costumbre y el paso del tiempo sean consejeros mucho más fuertes para tales mutaciones que cualquier coacción"

11.8.16

Las enseñanzas del maestro (III)

Señala Montaigne (Libro I, Capítulo XLI): "De todos los desvaríos del mundo, el más aprobado y más universal es el afán de reputación y de gloria, que abrazamos hasta el extremo de abandonar riquezas, descanso, vida y salud, que son bienes efectivos y sustanciales, para ir tras esa buena imagen y esa simple voz sin cuerpo ni consistencia

10.8.16

Las enseñanzas del maestro (II)

Montaigne, adelantándose a su tiempo: "A mi entender, nuestros mayores vicios adquieren su carácter desde la más tierna infancia, y lo esencial de nuestra educación está en manos de las nodrizas"

30.7.16

Las enseñanzas del maestro

A miles de quilómetros de la mi tierra retomo, reposado, la lectura del señor de la Montaña. El Capítulo XXI de su Libro I encierra mucha sabiduría: "La costumbre es en verdad una maestra violenta y traidora. Establece en nosotros poco a poco, a hurtadillas, el pie de su autoridad; pero, por medio de este suave y humilde inicio, una vez asentada e implantada con la ayuda del tiempo, nos descubre luego un rostro furioso y tiránico, contra el cual no nos resta siquiera la libertad de alzar los ojos"

14.11.15

Lectores del Señor de La Montaña

Vicente Molina Foix, en Revista de Libros. Un ensayo sobre las lecturas de Montaigne. Nuestro expulso López Villanueva. Desmitificando: claro que se leyó al Señor de la Montaña en la Monarquía Hispánica. Otra cosa es que esta lectura no se hiciera en castellano. Ahí está su influencia en Quevedo, como demuestra el autor. 

Y una cita deliciosa de Nietzsche: "El hecho de que un hombre así haya escrito contribuye a aumentar un poco más el placer de vivir en este mundo"

Poco más que decir este sábado senabrés y buscasetas.

30.8.15

Recapitulación estival

Lecturas de verano, cuando aún están mediadas las vacaciones y enfocamos ya Portugal. Veranos ibéricos. Enfilando el final de Cero, cero, cero, el último libro de Roberto Saviano, a vueltas con la cocaina. Escalofriante, igual que aquel Gomorra de otro verano lejano. Le estoy dando una oportunidad a Algo va mal, de Judt. Muy por debajo, me parece, de otros libros suyos. Pero aún así, el autor merece un voto de confianza. Los Ensayos de Montaigne, debajo de la nogal, aquí frente al mar, y siempre lúcidos. Iniciada también una interpretación de la historia de Portugal recomendada por el gran Moreta. Me dejé a Federico Sánchez en Sanabria, para que lo disfrute mi padre y tengo también conmigo a Epicuro.

Hay que viajar siempre en buena compañía. 

26.3.15

El Señor de la Montaña

Sobrepasar los cuarenta y empezar a leer a Montaigne. Eso debe de ser madurar. Regalo en la magnifica edición del Acantilado. Abrir el libro y empezar a leer las reflexiones del señor de la Montaña, un López de Villanueva expulso que se equivocó al decir aquello de que "escribo mi libro para pocos hombres, y para pocos años".

Una delicia de regalo. En todos los sentidos. Incluido, claro, el de la procedencia.

23.11.14

Leernos en otros...

Arcadi Espada, en El Mundo de ayer, hablando de Josep Pla. Y de cualquiera de nosotros:

"La explicación es que se trata de la vida de un escritor que nos acompaña desde hace mucho en la nuestra y al que vemos dedicado, día a día, a las tareas más hondas: escrutar el cielo, romper la soledad, buscar el amor, beber el whisky de orina clara y fácil, comer sabiendo que cada bocado mediocre es una derrota irreparable y leer aquellos a los que leímos, Léautaud, Montaigne, Boswell, porque él los leyó. Como todos los escritores verdaderos, Pla parece estar escribiendo siempre, aun en prosa myrga, nuestra propia biografía."

PS: hablando de Pla, un imprescindible...

8.2.14

Asunciones de ignorancia

No sé nada de Espinoza. 

Baruch Spinoza. Benito de Espinosa. Un pensador barroco, de origen judeo-español. Tallador de lentes y poco más. Los estragos de nuestro bachilerato. No le echaré solo la culpa al empedrado: también es culpa de mi propia vaguería. No sé cómo uno puede haber cursado Políticas y no haber abierto una hoja durante la carrera ni de Montaigne ni de Spinoza. No sé como se puede andar por la vida con mis estudios y saber tan poco de tantas cosas.

Como una luz, llegó a mí la re-edición de La sinagoga vacía, de Gabriel Albiac. Un libro que me perseguía hasta que al fin alguien me lo puso en la mano. Lo abrí con miedo, lo reconozco: es tanto lo que no sé, que me aterraba no ser capaz de seguir su lectura. 

Voy con él. De momento soy capaz de seguirlo...

16.12.13

Oakeshott

Leemos para aprender. Para rebatir los que pensamos. No tiene sentido otra forma de enfocar la lectura. Ningún prejuicio nos hará crecer. El opúsculo de Álvaro Delgado menciona a Oaksehott. Hay algo del espíritu de los antimodernos en su obra. Gente sensata. Que acepta lo que hay: ese fuste torcido con el que nunca seremos capaces de generar nada recto. 

Oaksehott es un perfecto desconocido en mi Facultad. No digamos ya en España. Aquí la derecha lee poco y la izquierda es, en general, igual de analfabeta. Así nos va...

La deliciosa cita con la que definió, creo que en los cincuenta, lo que significa ser conservador: "To be conservative ... is to prefer the familiar to the unknown, to prefer the tried to the untried, fact to mystery, the actual to the possible, the limited to the unbounded, the near to the distant, the sufficient to the superabundant, the convenient to the perfect, present laughter to utopian bliss"

Quizá yo con los años, cuando esté retirado en mi castillo, como hizo el nieto de Villanueva expulso, lo acabe suscribiendo por completo.