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25.1.25

Madurez y felicidad

Qué interesante esta entrevista al tal Brooks en el ABC. Y esta reflexión sobre aquellos que sólo trabajan para amasar dinero y éxito social: "La importancia de los amigos y de saber dónde estas: Lo primero es importante, porque la mayoría tiene amistades útiles, pero no profundas. Las relaciones humanas son secundarias en su vida porque eligieron el éxito. Pero hay que aprender a hacer amigos. Conozco a muchos que lo han hecho por primera vez una vez pasados los 60 años..."

19.8.16

Fascinante

Tengo aún fresco haber devorado, en pleno Índico, el capítulo sobre la amistad de los Ensayos y me topo recién vuelto a España con la carta de Arcadi Espada el pasado domingo. Sencillamente espectacular. La amistad entre el señor de la Montaigne y La Boétie como epítome de la amistad...

4.1.16

Promiscuos sociales

 Retomo El cura y los mandarines, la descarnada visión de la cultura española durante los últimos años del franquismo y la democracia a cargo de Gregorio Morán. El cura es Jesús Aguirre, el montañés Aguirre, de quien dice Morán "Sabe hacer amigos. Porque quien no tiene fortuna, ni medio alguno que no sea su propia simpatía, su don de gentes, su capacidad para hacerse notar, ha de desarrollar ese sexto sentido que debe mucho a la inteligencia. Hacer amigos no es asunto para el que sirva todo el mundo, es como un oficio reservado unos pocos elegidos". 

22.6.12

Un cierto pudor, a vueltas con Gomá...


El artículo de Javier Gomá el otro día en Babelia. Es grande Gomá. Una vivisección del amor. Magistral. Y un recorrido, a lo largo de la vida, en la que se alternan el amor y la amistad. Y en qué se diferencian; y en qué se parecen. Una explicación a esos porqués que nos atormentan. Por qué no es posible enamorarse de alguien a quien no admiras. Cada uno evoluciona de una manera, y sólo desde la consideración de que hay que hacer crecer a quien contigo va, es posible mantener una relación a flote. ¿Utópico? Quizá, pero me lo tomaré como un cumplido. Y de fondo el papel que juega la pasión: esas sensaciones que nos dominan cuando menos lo esperamos, que nos atormentan, que nos persiguen… Y lo mejor de todo es que con esto no se nace. Son cosas que se aprenden, y que se practican. Siempre que alguien te las enseñe, claro.

No deje de leerlo desocupado lector.

Algún día me dará las gracias. De res.



PS: “¿Cómo combatir los efectos negativos del tiempo sobre él? Educando tu corazón para que se entregue sólo a alguien digno de ser tu amigo. Uniendo en la persona amada eros y philia, deseo y admiración, prestas a la pasión amorosa la duración que pertenece sólo a la amistad. Porque eros arrebata un instante pero la admiración mantiene perdurablemente vivo ese momento divino cuando el resto de las fuentes del deseo se han secado drenadas por la ley de la entropía universal. Y es entonces, sólo entonces, cuando se hace posible arriesgarse a vivir algo tan aparentemente contradictorio como es un viejo amor”.

5.7.11

Las historias que encierra un viejo trozo de papel...

El abuelo Miguel se iba a Madrid. Era 1919. Era el 4 de marzo. El abuelo Miguel debía de frisar ya los cincuenta años. Supongo que había hambre. Lo que es seguro es que había tres niñas que alimentar. Se había quedado viudo en la Sanabria rural de los primeros años del siglo XX. Tres hijas. La menor, de poco más de diez años. La mayor, sin llegar a los dieciocho. Eran poca ayuda para las tareas del campo. Tenía que irse. El viaje era incierto. No era como ahora, con comodidades y atasco. Ni siquiera había aún una Casa de Zamora para acogerlo. Así que fue previsor. Cogió un papel, y una pluma. Y lo dejó escrito. Me marcho por necesidad, pero por si me sucediera algo, reconozco como herederas mías y de los bienes de su difunta madre a mis tres hijas. Y las cita con nombre y apellidos. Tres niñas que perdieron a su madre siendo muy jóvenes. Y que ven marcharse una mañana a su padre a Madrid. Estaba acabando el invierno. Y padre se va lejos. Perdonen la tristeza.

Una de ellas, mi abuela, quedó a cargo de la ti Paula, me cuenta mi padre emocionado mientras leemos el papel, envejecido por los años y la humedad. Nunca sabré qué hizo en Madrid. Pero sí que volvió. A su tierra. A cuidar de sus niñas. No le debió ir bien por la gran ciudad, o quizá lo mató la nostalgia de sus hijas. Así que un día regresó. Y en su tierra permaneció aún muchos años, hasta su muerte, al caerse de la burra, allá por los años sesenta, casi con noventa años ya.

La ti Paula. Uno de sus nietos, Joxe, es lector habitual de esta bitácora y me honra hace mucho con su amistad y sus buenos consejos. Quizá sea cierto que todas las generaciones son en realidad la misma, más allá de los nombres y más allá de los tiempos. Porque la bondad que reside en el corazón de las personas pasa de padres a hijos, y de hijos a nietos. La abuela de Joxe cuidó a la mía hace casi un siglo cuando ella se quedó sola. El sábado estuve con él, hablando de aquellos lugares que a los dos nos calman el dolor. Y recordé la historia que me había contando mi padre sobre su abuela. Y nos emplazamos para almorzar o para vernos un fin de semana en nuestro pueblo. Y pasear a la sombra de los recuerdos que nuestro Macondo particular encierra para todos nosotros. 

Una escañeta, sentados junto al fuego. Ya mayores. Mirando La Casa del Barrio

20.6.11

Almorzando con otras generaciones...

El otro día tuve un almuerzo intergeneracional. De esos que la gente que me conoce poco no acaba de entender. El caso es que, por azares del destino, acabé comiendo con los padres de una querida y admirada amiga. A las personas nos unen las inquietudes. No la edad. Nos acercan las preguntas, no las respuestas. Es algo que siempre supe, intuitivamente, y que Magris me confirmó en su Danubio. Y es que la verdadera transversalidad es la generacional: ser capaz de ver más allá de la edad porque a uno le atraen las mismas cosas que a otras personas.

Descubrimos al azar un interés común: poner en claro la historia de nuestro pueblo en el XIX. Yo siempre había pensado que allí hubo una familia poderosa, los legendarios Rodríguez de Medio, sacerdotes leales a la Corona y contrarios a una Constitución sin dios, luego consultores del Papa, y finalmente altos cargos durante la dictadura. Siempre pensé que sus herederos naturales, los treinta, habían sido unos advenedizos que llegaron tarde al pueblo. Como muchas otras veces, estaba equivocado. Las dos familias coincidieron en riqueza, apoyo y rivalidad durante el XIX. Quizá unos eran cristianos viejos y los otros no. Y resultó que los treinta, antes de ser Sanromanes, habían sido Arias. Y que habían sido ricos, como los Rodríguez, al menos desde el siglo XVIII. Y a cada documento una nueva duda. Y a cada duda una nueva hipótesis: judíos, prestamistas, asentados a lo largo del XIV, quizá con Pedro y Men, o del XV, con la expulsión, es las lejanas y escuras tierras de Senabria. Quizá nadie descendía en realidad de Cristóbal Pérez, “el ynjerto”. Quizá la nuestra tierra sea una tierra de francos más que de nativos. Quizá. Quizá aquí no hubo más hidalguía que la del trabajo ni más dinero que el de la usura. Pero quedan muchas cosas por explicar: ¿cómo pudo un pueblo como este tener dos familias ricas durante varios siglos?, ¿cómo se gestionaba una economía no capitalizada?

Se pasa las noches ahí metido y le dan las tantas”, me dice amablemente su mujer, señalando el escritorio donde a mi compañero de almuerzo se el amontonan los legajos, esperando quizá algún reproche por mi parte. Es complicado. Conozco esa sensación. De entrar en un documento como quien entra a una cama. A disfrutar. A no levantarse hasta que no está todo hecho.

El otro día le leí a César Antonio Molina que Proust escribió que la lectura es una conversación con hombres mucho más sabios y mucho más interesantes que aquellos que podemos tener ocasión de conocer a nuestro alrededor. No sólo la lectura, añado yo. También la posibilidad de conversar con personas de setenta años es, en cierta forma, una manera de leer. De ampliar horizontes. De conocer otras vidas. De entender lo que fuimos. Placeres a los que no renunciar. Placeres que uno ha de aprender a conocer. De la mano de alguien, claro.


PS: fantástica entrevista el domingo en La Opi. Hay que ver qué nivel me está cogiendo la prensa de provincias. No dejen de leerla, hablando de historias. Por cierto que para aquellos lectores que aún no hayan leído Los muertos, pueden descargárselo pinchando aquí, aunque no respondo de la calidad de la traducción. Si lo que prefieren es oírlo en castellano pinchando aquí. De nada.

28.6.10

A Toledo

Fui a Toledo

La Cueva. Aún no está abierta al público. Desde al menos el siglo XVI la tradición ubica junto a lo que fue la Iglesia de San Ginés la Cueva de Hércules. Alguien entró y murió, quizá a causa de la humedad. Se habló de un lugar maldito, otros entraron y también murieron. El cardenal Siliceo mandó entrar y ver, y agujerear para que se viera que no había nada. Y nada había. Pero los que entraron también murieron al poco tiempo. La cueva, una serpiente en el dintel. Hércules. La pérdida de Hispania.

En realidad, todo forma parte de un complejo sistema de canalización y tratamiento de aguas de la Toletum romana. Desde allí fuimos a las termas romanas, otro espacio fabuloso. Parece que la ciudad romana fue mucho más relevante de lo que los historiadores han creído siempre. Al lado de las termas, el antiguo Hospital del Nuncio, con el patio recién restaurado…

Luego hubo más paseos. Hasta la torre de San Román. Una iglesia espectacular, convertida en museo del arte visigodo toledano. El pozo del Salvador, un espacio abovedado fantástico en medio de la ciudad. La iglesia del Salvador, con una pilastra sobrecogedora, quizá el resto de arte cristiano más antiguo que se conserva en la península, con las caras borradas, fruto de la presencia luego del islam iconoclasta.

Los baños del Ángel, con el hipocausto mejor conservado de Toledo. La casa del judío, del judío quizá Isahc, con su sala de baño ritual y purificador. Aquel judío que prestó dinero a la reina Isabel porque un marino de origen incierto aseguraba haber descubierto una ruta alternativa para llegar a las indias. Un dintel en madera recordando la torah. El patio de su casa, espectacular tras la restauración. Qué gran trabajo ha realizado el Consorcio desde su creación. Qué buena forma de invertir el dinero de todos.

Almuerzo bueno a la vera de San Juan de los Reyes, otro de mis espacios fetiches en Toledo. Y tarde / noche decadente en el hermoso cigarral toledano de mi amigo Jesús. Ha vuelto recientemente de Asia Menor y llevó bajo el brazo dos recomendaciones: el magnífico y erudito libro de Ascherson, y el brillante recorrido por los restos de Bizancio que hizo hace años Dalrymple. Se nos fueron las horas comentándolos y reflexionando sobre el papel a jugar en la vida pública por el intelectual. Denuncia. Siempre. De todo. Y de todos.

Un sábado memorable.

29.3.10

Desde el cercano oriente

Desocupado lector, habrá visto crecer últimamente el número de enlaces de esta página. Uno de ellos, Finding Beirouth, aparece aquí enlazada como “La bitácora de Miqui (Desde Beirut)". Miqui es, como sabe el paciente lector, Miquel Barceló, uno de los habituales de este casino decimonónico en forma de blog que tengo abierto desde hace años. Motivo personales lo han trasladado a Beirut y desde allí nos va poniendo al día de lo que ocurre en la capital del país que fue considerado la Suiza del próximo oriente en los años cincuenta. Cinéfilo empedernido, hombre culto, muy por encima de la media de la izquierda española y no digamos nada de la catalana, sus apuntes le ayudarán a comprender, como a mí, desocupado lector, la compleja realidad de aquella zona del mundo. No deje de seguirlo

Otro enlace “La biblioteca del Cervantes en Beirut”, ha sido abierto por otra lectora de esta bitácora, en este caso nuestra añorada Bambi. La web 2.0 se abre paso en los organismos públicos de la mano de profesionales serios y rigurosos como ella. Un buen espacio para saber lo que se cuece en esa magnífica representación de la cultura y de lo español que es el Cervantes en cualquier lugar del mundo. ¡Ánimo con la bitácora y que no decaiga!

PS: Conforme a la división establecida por Julien Benda en sus memorias, y que toma prestada de William James, si no me equivoco, Arcadi es un once born, alguien que nació conformado de una manera determinada y que, con el paso del tiempo, no ha cambiado ni pizca en lo esencial. Yo, en cambio, soy un twice born, alguien que un buen día volvió a nacer […] por propia convicción, como consecuencia de haber vuelto la vista atrás y haber decidido, dada la trayectoria seguida, que no quedaba otro remedio que llevar otra vida".

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 257

15.1.10

Buena suerte, Bambi

Son extrañas las relaciones entre las personas. Cada día lo tengo más claro. No es sencillo saber porqué conectas con alguien y porqué, por el contrario, hay gente que no te dice nada. Hay gente que llega, gente que se queda y gente que se va. En el fondo, es la modernidad y el modelo de relaciones societario, tan diferente del comunitario que viví y aún disfruto en la mi tierra sanabresa.

Hay personas a las que uno echa de menos, y personas que a veces lo sorprenden a uno con su comportamiento. Para bien y para mal. Hay personas, incluso, que a veces se salen de su rol y son capaces de desempeñar diferentes papeles a lo largo de tu vida pasando de ser, por ejemplo, cuñado a amigo cuando lo primero pierde sentido.

La reflexión, melancólica, viene porque en pocos días una de las más antiguas lectoras de esta desocupada bitácora abandona la patria y se va, fiel y devota servidora del Estado, a rendir servicios al Próximo Oriente. Estoy seguro de que no nos abandonará y de que seguirá siguiendo los pasos de este tímido escribiente desde la otra ribera del mar. Y de que nuestro país, el suyo y el mío, ganará una servidora eficiente y leal en el país de los cedros.

Gracias Bambi.

Por todo.

Y suerte.

PD: Sólo dos textos de despedida. El magnífico Itaca, de Kavafis, el poema que cada viajero ha de llevar siempre en la mochila. Y aquel hermoso poema de nuestro Claudio Rodríguez que principia “Transparente quietud. Frente a la tierra / rojiza, desecada hasta la entraña, / con aridez que es ya calcinación, / se abre el Mediterraneo. Hay pino bajo, / sabinas, pitas, y crece el tomillo / y el fiel romero, tan austeramente / que apenas huelen sino a salitre".

PS: Es discutible si Pla llegó a tener un amigo. En este punto su adscripción a la aguda observación de Renard: “No hay amigos, sino fragmentos de amistad” parece muy plausible.

Espada, Arcadi: Josep Pla. Ediciones Omega, Barcelona, 2004. Página 174.

8.12.09

Una cierta teoría de la amistad.

Es mentira que los amigos sólo sean importantes cuando uno es adolescente. Lo siguen siendo, a otro nivel, después. Cuando las cosas vienen bien dadas y también, claro, cuando vienen mal dadas. Ya saben: la gente con la que puedes contar en caso de pelea.

Mi General vino. Fue genial. Por cierto que como nos dio tiempo a hablar de todo (entre plato y plato, básicamente), Mi General se animó con una bitácora. Síganle la pista.

Mi General de Brigada barefoot me llamó y me dijo “te saco el billete, ven”.

Mi Coronel Vázquez, destinado en el frío norte, más allá de las rotondas, no me ha dejado ni un momento, el tío. Hasta vino, cuando tocó, a hacer la maleta conmigo. A cambio, le hecho descubrir el cine polaco en versión original, y lo voy llevando, además, poco a poco hacia Zamora. Es lo que hay.

Mis oficiales, todo un lujo en esta vida tan canalla: Hornuez, que llama, aunque siempre pensé que no lo haría. Chisun, que también llama. Joao, que llama y me recuerda, lo sé. David, que me incita por Zamora, qué tío tan presentable, por dios. Julen, cariñoso. Oskar, que me llama, me saca y se viene, las tres cosas, el tío. Barceló, a quien tantas cosas debo, que me llevará a seguir el Camino Español, antes o después y a quien no perderé. Yimi, que me trata con dureza (porque tu lo hiciste conmigo hace diez años, y a mí me sirvió de mucho); Asier (oficial pirata, pero oficial), que tantas claves me dio y cuya diferencia terminológica entre océanos rojos y océanos azules se ha convertido en uno de mis referentes; el hijo del Carolito, que me dijo “a tus órdenes”; el Pequeño Juan, que me habló de los ciclos; el mítico Llorenç, que enseguida se puso práctico, como hizo Juanantonio, será que la edad es un grado; el maestro Esteban, a quien no he visto pero que sé que me vigila para que no me lastime; Héctor, que me llama y también me saca, a punto de dar y luz y todo; Joxete, que me llama y me ilumina; James, que me ofreció su casa; Javilord, que me escuchó, Jesús que volvió de Chile y me dijo “mañana voy a Madrid y te veo, me da igual el jet lag”; el amic Roger, anglosajón impenitente, siempre ahí, cercano; Angelito, impasible. Y alguno más, que prefiero no citar ahora…

Pero en mi ejército, lector, también hay mujeres. Al mando, Hannah, cuánto sentido común, cuánta bondad y cuánta discreción, vive dios; con ellas, también en el puente de mando, otras, algunas antiguas, otras recientes, las más, felizmente recuperadas: mis Gallego favoritas, que me invitan, me entran y me salen; María, que me ofreció su hombro para llorar, nostra bellísima Beatriu y nuestra inspectora de policía en ciernes, a las que lloré también; Amelí y Sara, mis primeras amigas, ahora felizmente recuperadas: qué hermosa es la amistad; Alicia, que se tajó conmigo un día entre boletus y no sé ni qué cosas nos dijimos, my Little Snows, que me sigue y me llena de sentido común, lo mismo que Marta, que Teneca, que Lina y que tantas más. Y sin olvidar a mis dos psicólogas, que entre el correo y el teléfono me van claves para centrarme (y sin cobrarme las tías, ahí es nada).

Y luego hay gente que dice que los amigos no valen para nada.

Ni puta idea tienen, oiga usted. Y sé de lo que hablo.

PS: "Los amigos tienen a veces esas cosas. En lugar de preguntarte si te interesa lo que están en condiciones de ofrecerte, dan por hecho que no puede sino interesarte, que resulta evidente, que semejante ocasión nadie la dejaría escapar, y que sí, hombre, que sí, que debes aceptarlo, no se hable más".

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 253


PD: En La Opera, y en los caprichos de meneses. Varias horas, en realidad.