14.1.21

Quintá (y II)

A vueltas con El hijo del chofer, de Jordi Amat en Anagrama. El libro es bueno, y pone negro sobre blanco muchas cosas que ya se intuían en Cataluña. Como que Pujol se aseguró su futuro -y el de los suyos- con lo que robó en Banca Catalana  -qué momentazo la plaza llena de paletos gritando "Jo,  Pujol" a finales de mayo de 1984-.

Me interesa el papel de Josep Pla y su Camelot, ese ambiguo entorno del catalanismo de negocios, españolista cuando toca en los años pares y secesionista cuando no toca en los impares. Y me interesa también el papel del padre ausente, que desatiende a su hijo, y los regueros de frustración que ello deja en la mente de un crío que termina loco. 

En el debe, en cuanto le das carrete, el autor se tira al monte. En apenas un par de páginas habla de "unionismo mediático", de la "agenda mediática del unionismo" y de la cadena "ultra Intereconomía" (en páginas 228 y 229). Nombrar es crear realidad, y hablar de unionismo para definir la resistencia constitucional al nacionalismo en Cataluña es usar el lenguaje de los supremacistas. Un lenguaje y una terminología -el del supremacismo catalán- en la que la ultraizquierda de la CUP es considerada como un partido de “la izquierda radical". Leer para creer. 

Buen libro, en cualquier caso...


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