A vueltas con la nación, en el número de febrero de la Revista de Occidente. Muy interesantes las reflexiones, hasta que me topo con este párrafo de Juan Pablo Fusi sobre el Gatopardo -descubro por cierto que el autor no llegó a ver publicada en vida su novela-. Señala Fusi que el príncipe de Lampedusa "sólo se propuso la reconstitución de un mundo perdido, escribir, como ha quedado dicho, sobre la decadencia de los Lampedusa: «pertenezco –hacía decir al Príncipe de Salina en su conversación, en noviembre de 1860, con el caballero piamontés Aimone Chevalley de Monterzuolo, representante en Sicilia del nuevo Estado italiano– a una generación desgraciada, a caballo entre los viejos tiempos y los nuevos, que no se encuentra a gusto ni en aquellos ni en estos».
Esta melancolía de los que estamos heridos de modernidad.
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1 comentario:
La nostalgia, en un mundo de sistemático progresismo, es signo de salud sentimental.
—Malcontent
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