Para entender lo que ocurre en Austria, con Putin al fondo y con Igor Sosa como corresponsal. Leído el otro día en El Mundo.
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12.6.19
24.5.18
Futbol y nazis
Devorando en el avión el 72 de Panenka, con un dossier sobre el fútbol y la Alemania nazi. Muy interesante el recorrido que se hace por algunos de los países que acabaron siendo ocupado spor la maquinaria nazi, como la Austria de Matthias Sindelar, quizá judío y mito del fútbol de la época de Entreguerras, y del Austria de Viena, el equipo de la burguesía judía. Aquella Austria fue también un territorio mítico en lo futbolístico, con el Wunderteam. Igualmente muy interesante la historia de la Polonia futbolística de la época, con los juadores originarios de Silesia, como Willimowski y la problemática de la Volksliste.
Un número para no perderse, desocupado lector.
Un número para no perderse, desocupado lector.
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29.6.17
Lo de Austria
Leído en El País:
"En una sentencia sin precedentes en toda Europa, la corte
administrativa federal austriaca rechazó el pasado mes de febrero los planes de
ampliación del aeropuerto de Viena bajo el argumento de que una tercera pista
en el aeródromo implicaría un aumento significativo de las emisiones del país.
Todo ello en un momento en el que, según el acuerdo del clima de París y los
compromisos con la Unión Europea, Austria se ha comprometido a reducir sus
emisiones de dióxido de carbono y la ampliación haría más difícil alcanzar esos
objetivos. “El tribunal ha decidido que los objetivos ambientales de largo
plazo tienen más importancia frente a la creación de empleo o el desarrollo
económico inmediatos”
21.4.17
Democracias modélicas...
Escribe Ricardo Estarriol en el 160 de la Nueva Revista sobre el proceso electoral para elegir Jefe de Estado en Austria en la primavera de 2016, y la suspensión que decretó en su momento el Tribunal Constitucional de las elecciones entre Hofer y Van der Bellen. Señala el autor que una vez que los jueces iniciaron las investigaciones "el resultado fue espectacular: las violaciones comprobadas de la ley y de diversos preceptos constitucionales hicieron que los jueces anularan todos los resultados. La lista de las faltas era asombrosa: protocolos firmados en blanco, recuentos hechos por una sola persona, sobres de votación postal abiertos a deshora, violaciones del secreto de voto, etc."
En todas partes cuecen habas, dice el refrán.
En todas partes cuecen habas, dice el refrán.
21.1.17
Márai en positivo, y en negativo (III)
Otro elemento de interés de Lo que no quise decir está relacionado con la modificación de las fronteras húngaras en la época de entreguerras. Como se sabe, el Tratado de Trianón redujo a su mínima expresión al Estado húngaro como consecuencia de la derrota de la Monarquía dual en la Gran Guerra. La pérdida de territorio se convirtió en una obsesión de las élites húngaras y por ello no es extraño que persiguieran una reversión de aquellos lugares a toda cosa, lo que consiguieron con los arbitrajes de Viena a instancias de los nazis. Es interesante porque Márai reflexiona en el libro sobre cómo la vuelta de los territorios eslovacos de la Alta Hungría, entre ellos su propia ciudad natal, no generó entusiasmo entre aquellos húngaros irredentos. Venían de casi veinte años de democracia en el Estado checoslovaco, para integrarse en una madre patria autoritaria que los miraba por encima del hombro.
Esos mismo húngaros, alucinados, que pensaban al final de la guerra que los aliados no los atacarían y que probablemente, había un acuerdo secreto firmado con Inglaterra y con Estados Unidos. Era todo mentira, por supuesto, pero la capacidad del hombre para engañarse a sí mismo es asombrosa...
17.1.17
Márai en positivo, y en negativo (I)
Rematé Lo que no quise decir, el volumen que Sándor Márai no quiso añadir a sus memorias. Un par de capítulos que reflexionan sobre la década que transcurre entre la anexión de Austria por la Alemania nazi y la anexión de Hungría por parte de la Unión Soviética.
El libro se lee rápido pero es irregular. El autor se pierde en disquisiciones sobre la naturaleza húngara y sobre la psicología colectiva de los pueblos que fueron superadas hace muchos años y ya no tienen ningún interés. Y esa es quizá la parte más floja, quizá por ser la más nacional-ista.
Aún así, el libro tiene interés desde este lado de Europa. Por la crisis de la cultura liberal burguesa en la Europa de entreguerras, una cultura asediada por los totalitarismos de izquierda y de derecha en varios países de la Europa central durante aquellos años. Marai destaca cómo casi los mismos argumentos que eran utilizados por los fascistas húngaros contra la burguesía parasitaria y judía, fueron utilizados menos de diez años después por los comunistas una vez que los soviéticos convirtieron al país en un satélite...
Para el lector que además de no ser húngaro sea inquieto, el libro le permite familiarizarse con un conjunto de políticos húngaros y sus dramas vitales y personales. Ahí está el caso de Esteban Bethlen, aristócrata transilvano y que pensó que podía ser capaz de lidiar con nazis y soviéticos, sin entender que alguno de los dos acabaría matándolo, como así sucedió, en este caso los soviéticos, que nunca entregaron su cuerpo. También es interesante la vida de Pal Teleki, primer ministro que se suicidó en abril de 1941, la noche en la que los nazis atravesaron las fronteras del país para atacar a Yugoslavia
Aún así, el libro tiene interés desde este lado de Europa. Por la crisis de la cultura liberal burguesa en la Europa de entreguerras, una cultura asediada por los totalitarismos de izquierda y de derecha en varios países de la Europa central durante aquellos años. Marai destaca cómo casi los mismos argumentos que eran utilizados por los fascistas húngaros contra la burguesía parasitaria y judía, fueron utilizados menos de diez años después por los comunistas una vez que los soviéticos convirtieron al país en un satélite...
Para el lector que además de no ser húngaro sea inquieto, el libro le permite familiarizarse con un conjunto de políticos húngaros y sus dramas vitales y personales. Ahí está el caso de Esteban Bethlen, aristócrata transilvano y que pensó que podía ser capaz de lidiar con nazis y soviéticos, sin entender que alguno de los dos acabaría matándolo, como así sucedió, en este caso los soviéticos, que nunca entregaron su cuerpo. También es interesante la vida de Pal Teleki, primer ministro que se suicidó en abril de 1941, la noche en la que los nazis atravesaron las fronteras del país para atacar a Yugoslavia
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