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18.7.16

Cambiarse a uno mismo

Acabo la historia de Euskadiko Ezkerra de Gaizka Fernández. Un libro magnífico, bien escrito, y con mucho estudio detrás. No me resisto a citar el final del mismo, un buen compendio de algunas historias que, aunque no terminen bien, cambian al menos la vida de los que la protagonizan. Ideal para leer después de las memorias de Mario Onaindía:

"Su proyecto náufragó, pero aquella travesía no fue completamente en balde: si bien los euskadikos no consiguieron cambiar el rumbo del País Vasco, lo cierto es que se cambiaron así mismos. El arduo, lento y complejo aprendizaje de la democracia que protagonizaron les ha convertido, por lo general, el ciudadanos en el más amplio sentido de la palabra.  Y como tal ejercen con su militancia en partidos políticos, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales, asociaciones cívicas o fundaciones, a los cuales en muchos casos siguen imprimiendo su particular sello heterodoxo frente a los dogmas de fe y las grandes verdades reveladas"

15.7.16

Sin engaños, pese a todo

La comparación del mundo de la ETA político militar con  la militar que se deduce del buen libro de Gaizka Fernández no debe hacer olvidar el carácter terrorista y criminal de los polis-milis. Fue una organización que vivió para matar y que se lucró con todo tipo de actividades delictivas, especialmente los secuestros, de los que obtuvo 500 millones de pesetas según el diario Egin y según Florencio Domínguez más de 650 millones. Con este dinero se financiaba a EIA. La fórmula, como recuerda Gaizka Fernández, consistía en que dos o tres veces al año algunos responsables de EIA acudían el País Vasco francés para recoger bolsas repletas de billetes.
En el esperpéntico panorama de la España de la época, la propia guardia civil, achacaba un aumento puntual de los atracos de ETA político-militar al intento de potenciar la campaña propagandística electoral de su rama política. Una anécdota reveladora: según Ángel Amigo, el productor de la película de Imanol Uribe, La fuga de Segovia, los guardias que custodiaban las armas tenían problemas con el cobro de dietas, y les preguntaron cómo que no tienes dinero si acabáis de hacer un atraco en Villabona. El productor dijo bueno y de ahí cobraron. Parece que el ministro Rosón sabía todo aquello pero prefería, según confesó  que se gastaron el dinero en libros y en películas que en municiones y bombas.

Aquella España. 

12.7.16

Ocupar los espacios

Algún apunte más sobre la historia de los héroes que se convirtieron en heterodoxos para acabar siendo unos traidores, escrita por Gaizka Fernández de Soldevilla

Uno de los elementos más interesantes para los que éramos aún niños en la transición, es ver cómo todos los espacios que acabaron siendo monopolizados por el mundo de Herri Batasuna empezaron siendo escenarios plurales dentro del mundo nacionalista y en los que Euskadiko Ezkerra jugó un papel muy relevante al inicio. El problema es que, en todas las batallas que le planteó el mundo de ETA militar, perdió siempre. No solo fue la batalla por el Egin, también la batalla por LAB y por tantos otros espacios que dejaron al final a toda la izquierda nacionalista incruenta huérfana de espacios de movilización 

8.7.16

La banda y el partido

Sigo con la historia de Euskadiko Ezkerra de Gaizka Fernández. Un libro muy interesante para recordar aquellos años. Para recordar la diferentes relación que las dos ETAs de mediados de los setenta, la militar y la político militar, establecieron con sus organizaciones políticas de referencia. Así, mientras que los polismilis tuvieron de manera mayoritaria claro que la banda iba por detrás del partido, los milis acabaron dotándose de una estructura política ¿? subordinada a los pistoleros. Esta relación que ETA militar y ETA político militar establecieron con sus partidos de referencia marcó la evolución de ambas estructuras de terror: así, mientras los polis milis acabaron asumiendo la locura que supone negar la pluralidad de una sociedad heterogénea, las ratas militares no lo han entendido aún y sólo dejaron de matar cuando fueron derrotados por el Estado de Derecho.

Por cierto que en aquel momento, cuando la reinserción de los polismilis que pactaron Bandrés y Rosón, unos pocos se negaron a dar el paso y se marcharon con los milis. Entre ellos uno al que llamaban gordo. Un tal Arnaldo Otegui

20.6.16

Aquella pugna por el control de la izquierda patriota

Los libros tienen vida propia. Los ejemplares, me refiero. Me dejé olvidado en una peluquería gallega el de Héroes, heterodoxos y traidores de Gaizka Fernández, la historia de Euskadiko Ezkerra, y he tardado casi un mes en recuperarlo.  Ahora lo tengo mediado y está siendo una lectura fascinante, con muchos matices que espero poder comentar, aunque sea avuelapluma.

Un primer elemento de interés a destacar es mirar en detalle los resultados electores en las elecciones a Cortes Constituyentes de junio de 1977. Era la primera vez que en España se votaba en libertad desde la época de la República y se votaba en un clima de crisis económica y social, a la que había que sumar la violencia terrorista en el País Vasco. Así, en aquellos comicios, una parte de la izquierda abertzale, la representada por ETA militar pidió la abstención (LAIA y EHAS, antecesores de Herri Bastasuna), mientra que otra, representada por EIA (Euskadiko Ezkerra) se presentó a las  elecciones. Los resultados muestran cómo era aquel territorio al inicio de la democracia, antes de que el nacionalismo incruento impusiera su modelo, su relato y sus fantasías al conjunto de la población. 

En Álava participó más del 80% del censo electoral y los comicios fueron ganados con claridad por la UCD, al obtener el 30,86% de los votos. En segundo lugar quedó el Partido Socialista, con el 27,57%. Hay que bajar hasta el tercer puesto para encontrar los resultados del que luego sería el partido guía, y que se quedó con apenas un 17,78% de los votantes.  

En Guipúzcoa participó el 76% del censo y si el PNV obtuvo un 30,94%, el PSOE se quedó muy cerca con un 28,07%. La presión terrorista empezaba a hacer mella en un territorio en el que ni la UCD ni AP presentaron candidatos con estas siglas, aunque la suma de sus marcas  blancas superó en conjunto el 13% del electorado. 

Finalmente, en Vizcaya, la actualmente peneuvista Vizcaya, el partido guía apenas superó el 30% de los votos, seguido muy de cerca por unos socialistas que se alzaron con el 25%, y la UCD en tercer lugar con más del 16% (y AP en cuarto lugar con el 6%).

Pocos años después, y con el centro derecha no nacionalista exterminado, la izquierda no nacionalista acosada,  el nacionalismo consiguió imporner su relato y su visión. 

Pero las cosas pudieron haber sido de otra manera. 

25.4.16

El artículo de Juan Mari Bandrés

Inicio el ensayo de Gaizka Fernández sobre la historia de Euskadiko Ezquerra, y me topo con una cita tomada de un artículo de Juanmari Bandrés.

Es difícil expresarlo mejor hoy. Y era imposible hacerlo hace treinta años:

"En este país existe una tendencia irrefrenable a entender el nacionalismo en clave teológica.
Por un lado, la iglesia institucional y jerárquica, fuera de la cual no existe salvación. Se trataría del PNV de Arzallus.
Por otro, los cristianos díscolos, los pecadores. No cumplen bien los mandamientos, pero vuelven y son absueltos de sus pecados de juventud. Ellos también perdonan a su madre, la iglesia, su excesivo conservadurismo, su rigidez y su intransigencia. Porque, al fin y al cabo, es la madre. Pueden ir juntos a muchos sitios. Desde luego, a misa, y también a los ayuntamientos. Serían los de HB.
Luego, los heterodoxos. Los protestantes. Los reformadores, aunque algunos les llamen reformistas. No reconocen la jerarquía. No se confiesan. Son socialistas, están condenados- sin remedio. No tienen salvación. Seríamos nosotros, los de EE.

Naturalmente todos los demás -PSOE, CP, PC, etcétera- serían simplemente infieles- No pertenecen a la cristiandad. Ni siquiera se comprende qué hacen aquí. Su verdadero sitio estaría más allá del Ebro."

"Transferencia de sacralidad," llamaba Antonio Elorza hace años en la Facultad al proceso de creación del nacionalismo vasco

13.11.14

El año de plomo

Ayer. Preestreno en Madrid de 1980, la última película documental de Iñaki Arteta. Sobre aquel año de plomo. Testimonios, recuerdos, muertes y más muertes. Y algunas ideas sencillamente repugnantes, el tal Setién, lobo entre las ovejas, el tal Labayen, con ese discurso ruin de la espada del nacionalismo. De fondo, a mayores, la sensación de que el terrorismo cumplió una parte de sus objetivos: la desarticulación del centro derecha no nacionalista, por ejemplo. La expulsión simbólica de España, el silencio de los disidentes, la aceptación como normal de los juicios sumarísimos de los asesinos. Magníficas las reflexiones de Aurelio Arteta y de Gaizka Fernández durante toda la cinta, sobre el papel de la familia en la transmisión del relato del odio. La serenidad de Teo Uriarte. La inteligencia de la gente de Euskadiko Eskerra. El dolor de los familiares. La desvergüenza del nacionalismo incruento. 

Un documental necesario que se estrena mañana en toda España.

Por muchos motivos, no se lo pierda, desocupado lector.