Una de las claves para entender el nacionalismo es su odio a la pluralidad. Los nacionalistas, todos, sueñan con patrias homogéneas que les hagan sentir parte de una comunidad en la que todos son una gran familia. Por eso no toleran la heterodoxia. Ni la disidencia. Por eso sueñan con construir espacios monolingües. Por eso algunos de ellos insultan de manera brutal, como le ha pasado a Carles Puyol, al que se sale de su comunidad imaginada.
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22.7.16
10.1.16
Benedict Anderson (VII)
El libro del gran Anderson sobre las comunidades imaginadas. En fin. A lo largo del siglo XIX, tuvo lugar lo que el autor denomina la revolución filológico- lexicográfica, que cambió la forma de legitimación política de muchos gobiernos, especialmente de aquellos que, como el ruso, el alemán o el austrico, gobernaban sobre diferentes nacionalidades.
Dinastías extranjeras gobernaban sin mayor problema hasta que esta revolución fue difundiendo la convicción de que las lenguas serían por así decirlo una propiedad personal de grupos muy específicos, grupos que imaginados como comunidades tenían derecho a su lugar autónomo en una fraternidad de iguales. No hay que olvidar, en fin, que el francés era la lengua de la corte de San Petersburgo en el siglo XVIII mientras que el alemán era la lengua de gran parte de la nobleza provincial rusa.
El pasado es siempre un país extranjero.
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29.12.15
Benedict Anderson (VI)
Son muchos los descubrimientos que uno hace a través de las comunidades imaginadas de Anderson. Buenas intuiciones. Ideas directamente brillantes. Ahí está el tema, por ejemplo del surgimiento de las lenguas vernáculas. Este proceso condujo de manera irremediable a un orillamiento del latín como lengua de comunicación, lo que a su vez limitó profundamente la solidaridad entre las altas clases europeas. Dicho de otro modo, y tal como señala Anderson: podemos dormir con cualquiera, pero sólo podemos leer las palabras de algunas personas.
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27.12.15
Benedict Anderson (V)
Dos magníficas ideas expuestas por Anderson en sus Comunidades imaginadas.
Los problemas de movilidad de las élites criollas, que tenían censurada la movilidad horizontal. Un criollo nacido en Quito, hijo de quiteños, sabía que podía prestar servicios en Quito, quizá en el resto del Virreinato, pero era muy difícil que los pudiera prestar en Madrid, cercad de la Corte. Algo similar pasó un siglo y medio después en la India. Un indio educado en inglés en Bombay y con estudios superiores difícilmente haría carrera Londres....
El otro elemento es el hincapié en la radical modernidad del nacionalismo. Ejemplo tras ejemplo el nacimiento del nacionalismo húngaro es un evento tan reciente que puede datarse: 1772. Ese año se publican algunas obras ilegibles del polifacético autor húngaro Georgy Besseney (quien la sazón residía en Viena y servía en la guardia de María Teresa). Cosas similares ocurren en Noruega, en Finlandia, en los Balcanes, tal y como recuerda López Facal es un deliciosa y breve historia cultural de los nacionalismos europeos...
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25.12.15
Benedict Anderson (IV)
Murió Benecit Anderson y volví a encontrarme con sus deliciosas Comunidades Imaginadas. Una frase que tengo cincelada en casa, junto a mi escudo de armas: la magia del nacionalismo es la conversión del azar en destino.
Señala Anderson: "Podríamos decir como de Debray: sí, es enteramente accidental que yo haya nacido francés; pero después de todo Francia es eterna."
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22.12.15
Benedict Anderson (III)
Hay algo tenebroso en el reverso de la Ilustración. Acabar con dios pero no con la angustia que anida en el corazón del hombre. Anderson sospechó algo de esto cuando escribió que "El siglo de la Ilustración, del secularismo racionalista, trajo consigo su propia oscuridad moderna. Con el reflujo de la creencia religiosa no desapareció el sufrimiento que formaba parte de ella. La desintegración del paraíso: nada hacia la fatalidad más arbitraria. El absurdo de la salvación: nada hace más necesario otro estilo de continuidad"
Esa continuidad acabó siendo la nación. Pero las mentiras no se vuelven verdad por ser necesarias...
19.12.15
Benedict Anderson (II)
Benedict Anderson. Uno de los grandes. Suya es la mejor definición de la nación que yo he leído. Dice, literalmente, "con un espíritu antropológico propongo una definición siguiente de la nación: una comunidad política imaginada como inherente mente limitada y soberana".
El concepto clave es el de imaginada. Los miembros de la nación más pequeña, señalaba, no conocerán jamás la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oír al siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión. Y es que de hecho, Anderson nos enseñó que todas las comunidades mayores que las aldeas primordiales de contacto directo son imaginadas...
17.12.15
Benedict Anderson (I)
Todos empezamos a ver el mundo de otra manera, cuando nos hacemos mayores. Ahí estaba yo, de pequeño, nacionalista como cualquier otro. Las cosas empezaron a cambiar con aquel Auto de terminación. Y luego llegó Benedict Anderson. Leí el otro día en El Mundo que murió en Indonesia hace unos días. El hombre que nos enseñó a ver las cosas de otra manera. El que nos abrió la primera puerta. Algunas de las enseñanzas recogidas en su maravillosa reflexión sobre las Comunidades imaginadas las tengo aún guardadas en la memoria. Por ejemplo, las tres paradojas ante las que se enfrenta cualquier estudioso del nacionalismo:
- La modernidad objetiva del fenómeno frente a la antigüedad subjetiva que le atribuyen los propios nacionalistas.
- La universalidad formal de la nacionalidad (todos tienen una nacionalidad en el mundo moderno) frente a la particularidad irremediable de sus manifestaciones concretas (el nacionalismo israelí es diferente del gallego).
- Finalmente el poder político de los nacionalismos frente a su pobreza y aun su incoherencia filosófica.
8.4.15
Lecturas al poniente
Hay pocos places superiores en la vida al de leer en el silencio del Noroeste. Leer mientras cae la tarde, sin prisa, y la luz, esa que allí nace entre piedras y las gasta, lo va cubriendo todo. Tengo allí, sólo allí, solo allí, Las historias de España, de Pepe Álvarez Junco regalo del gran John the Minor. Lo voy degustando poco a poco. No me gusta atragantarme con las cosas que me inspiran. Llegué a los mitos de la libertad originaria. Todos iguales, todos aburridos. Todos más falsos que un duro de cuatro pesetas. Ni Fernán González ni la bobada esa de juntos que valemos más que vos. Habla el maestro: "Los protagonistas políticos de los siglos XVI a XVIII [momento en el que se inventan todos aquellos supuestos privilegios originarios] no era pueblos ni naciones, sino las élites privilegiadas de los reinos; y lo que buscaban, al exagerar o inventar antigüedades, era, como cualquier corporación de la época, ampliar o blindar sus franquicias y exenciones"
Ni rastro de la nación imaginada con la que sueñan los nacionalistas.
También vuestros padres mintieron. Eso es todo.
23.3.15
Un párrafo clave
Las Comunidades imaginadas, de Anderson. Ya hablamos de ello en su momento. Esa idea tan potente de la magia del nacionalismo. Aquí va el párrafo completo. Hay tanta verdad en él que hay que leerlo varias veces para entenderlo del todo...
"El siglo de la Ilustración, del
secularismo racionalista, trajo consigo su propia oscuridad moderna. Con el
reflujo de la creencia religiosa no desapareció el sufrimiento que formaba
parte de ella. La desintegración del paraíso: nada hace a la fatalidad más
arbitraria. El absurdo de la salvación: nada hace más necesario otro estilo de
continuidad.[...] la magia del nacionalismo es la conversión del azar el
destino."
Algo de esto se le intuye a Campagnon en su magnífico libro Los antimodernos. Y ahí está una de las vías más interesantes de investigación y de análisis que se me ocurren. Lástima no tener tiempo para todo...
19.2.15
Releyendo a los clásicos
Lo leímos hace años, fotocopiado e inencontrable, en la Facultad. Benedict Anderson: el hombre que nos enseñó que las naciones no son más que construcciones culturales. Comunidades imaginadas en sentido estricto. Conceptos discutidos y discutibles, como dijo una vez Zapatero. Y tenía toda la razón. Aunque él sólo se refiera a la española
Ha sido un placer volver a conversar con Anderson. Un viaje además de erudición por el Asia monzónica. O entender porqué Indonesia acabo siendo un país y la Indochina no.
PS: Asegura Anderson que "así pues, con un espíritu antropológico propongo la definición siguiente definición de la nación: una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana. Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, [...] no oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno cada uno vive la imagen de su comunión. [...] de hecho, todas las comunidades mayores que las aldeas primordiales de contacto directo (y quizá incluso estas) son imaginadas."
Ha sido un placer volver a conversar con Anderson. Un viaje además de erudición por el Asia monzónica. O entender porqué Indonesia acabo siendo un país y la Indochina no.
PS: Asegura Anderson que "así pues, con un espíritu antropológico propongo la definición siguiente definición de la nación: una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana. Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, [...] no oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno cada uno vive la imagen de su comunión. [...] de hecho, todas las comunidades mayores que las aldeas primordiales de contacto directo (y quizá incluso estas) son imaginadas."
28.9.14
La política, en democracia
Las atinadas reflexiones de Ignatieff en Fuego y cenizas. Un libro para leer con calma, lector. Esto son unas memorias de interés, y no las bobadas con las que no golpeen políticos sin talla de ningún tipo. Una reflexión también sobre el papel del político, en la página 85.
"En el momento en el que empiezas a ver un país como un ejemplo de voluntad cotidiana y sostenida en el tiempo, entiendes por qué son importantes los políticos, individuos que reúnen en una misma habitación a personas que quieren cosas diferentes para encontrar aquello que comparten y que desean hacer juntas. Un país es una "comunidad imaginada" y los políticos son quienes representan aquello que compartimos y quienes dan con los compromisos que nos permiten vivir juntos y en paz"
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8.9.14
Y al final, todo era por dinero.
Magnífica tribuna de Pepe Álvarez Junco en El País el otro día a cuenta de la relación entre "Nacionalismo y dinero". Doy fe de aquella lucha contra el "economicismo vulgar" en la facultad como explicación del nacionalismo. Nosotros somos hijos de Benedict Anderson y de las explicaciones culturales a través de las comunidades imaginadas. Aunque nunca dejamos de sospechar, con Samuel Johnson, que el nacionalismo no es más que el último refugio de los canallas.
No deje de leer el artículo en cualquier caso, desocupado lector.
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