10.9.10

Elogio del libro, a estas alturas

No sé si leer nos hace más libres, o nos hace más hombres. Ni siquiera tengo claro que nos haga mejores personas. Pero qué importante es leer. Tengo conmigo a un joven Padawan. Brillante. Inteligente. Pero no lee. Y eso me desespera. Los libros me hicieron como soy y me han permitido poder mirar de frente a casi todo el mundo con el que me cruzo. A mí, que soy nieto de la tía Serafina, que murió analfabeta; a mí, que nací en la periferia de la periferia; a mí, un tímido impenitente.

Los libros. La única herramienta para conversar con personas lejanas ya en el tiempo o en el espacio. Los libros; efímeras espadas para abrirse uno paso en la jungla de la vida. Los libros, en fin, lugares donde calmar el dolor.

Placeres: el placer de descubrir un libro a la persona amada; el placer de recibir a un autor como quien invita a un amigo a una fiesta; El placer de entrar en un libro y escuchar del autor la sentencia que cantaba igualmente Barricada: “acércate hasta la puerta / pasa sin pestañear, te esperamos / hace tiempo, ¡pasa ya!”

El respeto a los libros. Una herencia de esta dura tierra castellana, en la que todos sabían que la letra impresa tuvo siempre algo de mágico. Un respeto que trasmito: este verano, en mi convivencia con Elicia, tres años ya, no me cansaba de decirle: Los libros son nuestros amigos y tienes que cuidarlos. Al tío le han permitido ganarse la vida y a ti te lo permitirán también. Y cuando seas mayor, ¿Quién te dará libros y te enseñará a leerlos? El tío, repetía. Y yo sonreía como un niño.

La dejó escrito Joan Margarit y no necesita traducción: “La llibertat és una llibreria”. Porque leemos, eso sí lo tengo claro, para ser más libres.

Pues eso.


PS: "Temo que vamos lenta e incruentamente hacia un mundo sin libros. Internet es una inmejorable disculpa para tanto iletrado resentido. Todo el saber universal está metido en la red, pero cada vez hay menos personas cultas. Y la cultura es la que trae la libertad individual".

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 228


PD: (Re)descubriendo a Aleixandre.

8 comentarios:

Jordi Roca - PP Tarragona dijo...

Discúlpame si discrepo de la frase citada de que la tecnología nos deja sin libros. Sería como decir que la imprenta nos dejará sin pergaminos.

Humildemente creo que la red consigue todo lo contrario: cada vez más gente puede acceder a más información. A la izquierda de la campana de Gauss muchos no pueden/podemos leer tochos de Balzac, sin embargo, podemos leer entradas en blogs, noticias, etcétera. De diferentes tamaños.

Por ejemplo, el e-book tan sólo cambia el soporte, no el concepto. Y le añade características que no tiene el libro de papel: actualizaciones al instante, anotaciones, compartirlo con amigos en las redes sociales, traducción, consulta fácil de diccionarios, hiperenlaces, etcétera. Permite por ejemplo recibir las múltiples ediciones de un libro a la vez.

Admito que el papel, como el vinilo, implica una cuestión de tacto, olor, sensaciones o fetichismo, pero el contenido es exactamente el mismo.

Y por último, pero no menos importante, la tecnología ha introducido a muchísima gente a la escritura. A veces se critica mucho que en Internet se cometen muchas faltas de ortografía pero se soslaya el hecho de que sin Internet, toda esa gente que comete faltas seguramente no escribiría nunca.

Algunos ven en Internet una amenaza porque lo es. La cultura ya no es un coto cerrado, club exclusivo de unos pocos. Ahora cualquier puede generar contenidos culturales, compartirlos y distribuirlos sin tener que pagar ningún impuesto revolucionario.

La cultura trae la libertad individual si la cultura es libre. No parece que la cultura del Tercer Reich llevara la libertad individual a la Alemania de los años 30.

Un cordial saludo,

Jordi Roca.

El Perdíu dijo...

Estimado Jordi, un placer tenerlo por aquí. No estoy en desacuerdo con su argumentación, pero fíjese que en el post no ataco la tecnología. Me limito a reivindicar el libro como forma de placer (hedonista incluso), y de libertad. Y estoy de acuerdo con usted en que el soporte electrónico es efectivamente, un soporte que no cambia la esencia.
En cualquier caso, creo que la cita del magnífico libro de César Antonio Molina (que este hombre fuera ministro del simplón de león es unas de las cosas más sorprendentes de la reciente historia de España) no ataca tanto los soportes como la sensación que va cundiendo entre las hordas de analfabetos funcionales que nos rodean de que la tecnología es ya un fin en sí misma y no un medio para lograr algo.
Un saludo igual de cordial, no deje por favor de darle un abrazo al amigo Alejandro Fernández

Jordi Roca - PP Tarragona dijo...

Dándole una vuelta de tuerca más al asunto, podría decirse que analfabetos funcionales ha habido siempre sólo que han pasado de coleccionar estanterías de libros nunca leídos a coleccionar gadgets infrautilizados.

Ojalá me dieran un euro por cada libro impreso por las administraciones públicas que no ha sido hojeado más de una vez (si digo leído una vez sería avaricia de la mala).

Dé su saludo por transmitido y si se topa Vd. alguna vez con el simplón de León ... bueno mejor nada. :-)

Isaac Cabrera Bofill dijo...

Miren, donde esté un buen libro que se quite lo demás. Después los blogs!

Anónimo dijo...

En un mundo cada vez más globalizado, donde el Capital se mueve a sus anchas y sin restricción alguna, sus oponentes, muchos menos de los que dicen ser, se encuentran ahora mismo fragmentados, divididos, sin conexiones a nivel internacional.
Las diferentes internacionales que existieron se fueron diluyendo y la gran paradoja es que el Capital que inicialmente se parapetaba en territorios definidos, nacionales, que tenía que hacer frente a esa amenaza de una unión de los trabajadores que superara las fronteras nacionales le fue dando la vuelta a la tortilla y ahora es el más fiel exponente de cómo ha de articularse una batalla, uniendo sus efectivos a nivel internacional, de una forma global.
Cuando los griegos libraron una feroz lucha por mantener su dignidad como pueblo, no contaron salvo cuatro voluntarios bienintencionados de ningún apoyo de los obreros del resto de la Europa a la que pertenecemos. Esa arma, la solidaridad, en base a no practicarse se ha oxidado. No se fue del todo consciente de que la pelea de unos ha de ser la pelea de todos, que si tocan a uno, todos debiéramos reaccionar como si nos hubieran tocado también a nosotros. Todavía no es tarde, todavía se puede y se debe reaccionar, pero la tarea más importante de todas, además de la movilización en la huelga general, es la regeneración del movimiento obrero en este país...volver a los orígenes, a las asambleas de centro y a la elección de delegados que lo mismo que se les vota para un cometido concreto, se les pueda "botar" cuando incumple su mandato...eso es autogestión y se gestiona con la acción directa, no delegada. En el momento en que se constituyen castas burocráticas en los sindicatos, "profesionales de la representación perpetua" éstos se van prostituyendo gradualmente y acaban comiendo en la mesa del patrón. El divorcio está servido. Del mismo modo en que se constituye a nivel político una casta corrupta que nos sangra, a nivel sindical se reproduce el mismo cáncer, una casta corrupta sindical que acaba vendiendo a los que dicen defender.

Jordi Roca - PP Tarragona dijo...

Anónimo de las 10:52

Sin ánimo de desmoralizarle en su discurso, le recuerdo que los partidos que han arruinado a los trabajadores, familias, ahorradores y pensionistas de España y Grecia forman parte de la Internacional Socialista. Además se definen como parte de ese movimiento obrero que usted defiende.

Sé que se sentirá usted indignado porque los compañeros y compañeras europeos y europeas no son tan aplicados como los compañeros (en el Socialismo real las compañeras no juegan) de esos entrañables paraísos obreros que son Cuba, Corea del Norte o Venezuela.

Por cierto, el Muro de Berlín no lo derribó el Capitalismo, fue el Hambre.

Anónimo dijo...

Parto de la base que leer es de las cosas más importantes que tiene y debe tener el hombre. El que no lee, está perdido y el que lee mucho, se pierde.

Pero no te pierdas Perdíu: Tu obsesión por los libros te impide, entre otras cosas, tener iniciativas propias pues son copiadas todas las que tienes. De buena fe.

No te pierdas Perdíu: Tu abuela Serafina pudo mirar de frente a todo el mundo siendo analfabeta. Su sabiduría e iniciativa ocuparían miles de libros que tú nunca leerás. Todos mis respetos.

No te pierdas Perdíu: Que los libros te dejen ver más allá del medio metro que dista entre ellos y tus ojos. Te chocas con las farolas.

El Perdíu dijo...

Jordi, totalmente de acuerdo con su segunda intervención.
Sr. Cabrera, totalmente de acuerdo con usted.
Primer anónimo: hermosa reflexión, pero que llega casi ciento cincuenta años tarde. ¿Le suena de algo la ley de Michells sobre la oligarquía?
Último anónimo, aún fascinado con la lectura de su texto. bienvenido o bienvuelto, sea usted quien sea, pero no acabo de pillarte todo el sentido a su intervención...