24.5.13

Cerrando el ferrocarril


Pero en efecto, hay otro factor a tener en cuenta en el caso del aterrador cierre del tren que une La Puebla de Sanabria con Valladolid y que yo tomaré esta tarde por última vez. El uso de la infraestructura. Los ciudadanos no se dan cuenta de que si los derechos no se ejercen, el poder se los acabará limitando. O suprimiendo. ¿Pero cómo explicar esto en un país de free-riders dónde todo el mundo cree que robar al común es éticamente aceptable.

A veces tengo la sensación de que predico en el desierto, es verdad. Pero no me canso de repetirlo: es importante usar los transportes y los servicios públicos en sitios rurales y periféricos porque sólo el uso legitima su defensa: no hay que desviar el correo a Madrid, porque algún día no habrá cartero. Hay que hacerse usuario y utilizar de manera habitual la biblioteca local,  darse de alta como residente temporal en el Servicio de Salud…

A mayores, pienso lo mismo con los servicios privados. Me parece lamentable (desde el respeto moral, está claro) esa opción de ir con el coche cargado desde la ciudad. El comercio mantiene la vida de estos pequeños pueblos. Son más caros, claro que son más caros: ¿De verdad alguien piensa que un pequeño comerciante tiene la opción de comprar la mercancía al precio al que lo hace Carrefour?

Cuando uno se acostumbra a vivir en la renuncia, en la miseria, acaba viviendo con miedo. Ya nos lo enseñó, yo era aún un niño, Roy Battly, una madrugada lluviosa en Blade Runner:



Vivir con miedo. 
En eso consiste ser esclavo. 

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