A la
Administración le cuesta innovar. Es normal. No está para eso. Está para
garantizar el ejercicio de los derechos a la ciudadanía. Aun así, algunos esfuerzos
son entrañables. Cuando tienen lugar en la mi tierra, un mundo periférico y
abandonado, estos esfuerzos consiguen emocionarme. Ahí está el espacio
de coworking que ha puesto en marcha la Agencia de Innovación del
Ayuntamiento de Valladolid.
Un espacio para el trabajo colaborativo y para que
los que quieren buscar otras formas de generar valor encuentren acomodo. Las
mismas dudas de siempre: en qué medida se hace competencia (desleal) al sector
privado, o cómo medir el éxito de la iniciativa.
Gente
con ganas de trabajar.
Me
lo anoto.
Y
usted debería, desocupado lector. Caminamos hacia ese tipo de escenarios.
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