Llegan
del este. Un par de casos. Una amiga, lectora de esta columna. Emigró con sus
padres a España desde su Bulgaria natal siendo ya una adolescente. Hoy habla un magnífico castellano ya. Doctoranda de
universidad. Rápida, inteligente, con ansia de aprender. El otro caso. Una siberiana;
ocho meses viviendo en España. Un español más que aceptable. La que hizo las
preguntas más sensatas en mi clase la semana pasada.
La
decadencia de la Europa occidental que conocimos no está relacionada solo con
la geoestrategia. También, con la pérdida del hambre. Y yo me pregunto en qué
momento, Zavalita, dejamos de tener inquietud por conocer. Por saber. Por
aprender. En qué momento, Zavalita, dejamos de admirar a los hombres cultos y
dejamos de querer parecernos a ellos. En qué momento, estábamos en Lima y
Zavalita apuraba el café, en qué momento, digo, entendimos que hay otras
personas, en otros lugares, que no han perdido esa garra.
En qué momento en fin, Zavalita,
se jodió todo esto…
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