9.7.13

Reflexiones trascendentes tras películas intrascendentes

Fuimos a ver Los Becarios. Una película alegre. Optimista. Ideal para estos tiempos de decepciones. El cine también es un estado de ánimo y no tengo yo ahora el cuerpo para ruidos, la verdad.  

Hay algo mágico, al menos hasta mi generación, en el relato del esfuerzo y el mérito como elemento para explicar la movilidad social. Crecimos en un mundo en el que había valores que a uno lo aupaban hacia arriba. Todos habíamos emigrado y la vida era un libro abierto sobre el que ir escribiendo, cada uno con su esfuerzo, el relato que deseaba. Y es que somos, quizá, la última generación que vio brillar la luz, lejana ya, como la de una estrella de la Ilustración

Dentro de cincuenta o cien años, al serano, allá en Senabria nuestros nietos contarán que el abuelo, hijo de un taxista,  nieto de labradores, fue de joven a una cosa que llamaban la universidad…

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