Mi
hermanu Lauru. Y su sabiduría antigua. De leyenda. Habló en Cervantes, el pueblo
en el que se crió mi hijo, como ya conté en
alguna ocasión. Ahora una Asociación
Cultural ha recuperado el pulso a los veranos senabreses. Siguen con
las comedias, como nos enseñó, con sus entremeses Don Miguel, el
judío más ilustre de este pueblo. Y de judíos habló Lauricu.
Una charla hermosa. Apasionada. Algunas frases, suyas, para enmarcar. Nos
recordó a todos que fue un niño preguntón. Y que ya entonces le gustaban más “los
silencios que las respuestas”. Nos contó la historia de unas gentes
antiguas, provenientes de un pueblo errante pero que nunca olvidaron, al salir
de estas montañas, las de León, cuál era su casa. Y en qué tierra se los
acogió. Y se los respetó.
Esta
tierra. Rayana. Con tanto pasado que ocultar. Con tantos silencios. Con tantos
matices. He tardado muchos años en aprender a mirarla. En entender porqué San
Ciprián está donde está, o Escuredo. O Santa Cruz de los Cuérragos.
Una
tierra, en fin, a la que la modernidad, con sus clasificaciones, sus
nacionalidades y sus bobadas ha traído pocos beneficios.
Esta tierra.
Esta.
1 comentario:
Qué bonito y de agradecer. La conferencia fue de 10... dicen, pero el cozazón de este hombre es de mucho más. Sabiduría, bondad y ese genio ¡que le pierde!. Soy un alumno de Lauru (como usted le llama), y le puedo asegurar que tener un profe así es la ostia... Pero también hay gente que le vapulea... ¡puta envidia!
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