31.8.13

Aprender a mirar...

Mi hermanu Lauru. Y su sabiduría antigua. De leyenda. Habló en Cervantes, el pueblo en el que se crió mi hijo, como ya conté en alguna ocasión. Ahora una Asociación Cultural ha recuperado el pulso a los veranos senabreses. Siguen con las comedias, como nos enseñó, con sus entremeses Don Miguel, el judío más ilustre de este pueblo. Y de judíos habló Lauricu. Una charla hermosa. Apasionada. Algunas frases, suyas, para enmarcar. Nos recordó a todos que fue un niño preguntón. Y que ya entonces le gustaban más “los silencios que las respuestas”. Nos contó la historia de unas gentes antiguas, provenientes de un pueblo errante pero que nunca olvidaron, al salir de estas montañas, las de León, cuál era su casa. Y en qué tierra se los acogió. Y se los respetó.

Esta tierra. Rayana. Con tanto pasado que ocultar. Con tantos silencios. Con tantos matices. He tardado muchos años en aprender a mirarla. En entender porqué San Ciprián está donde está, o Escuredo. O Santa Cruz de los Cuérragos.


Una tierra, en fin, a la que la modernidad, con sus clasificaciones, sus nacionalidades y sus bobadas ha traído pocos beneficios.

Esta tierra.

Esta. 

1 comentario:

David Llamas dijo...

Qué bonito y de agradecer. La conferencia fue de 10... dicen, pero el cozazón de este hombre es de mucho más. Sabiduría, bondad y ese genio ¡que le pierde!. Soy un alumno de Lauru (como usted le llama), y le puedo asegurar que tener un profe así es la ostia... Pero también hay gente que le vapulea... ¡puta envidia!