28.10.06

Mi propia memoria histórica (II)

Es cuatro de abril de 1994. Llueve en Bilbao. Hace más de doce años.
Un baracaldés llamado Fernando Jiménez Pascual, de 29 años, abandona su puesto de trabajo y se dirige a almorzar a su casa. Ha ido en el coche de su padre esta mañana al trabajo. Cuando llega a casa, se dirige a su automóvil, un Renault 11 matrícula de Barcelona, quizá a buscar algo, a recoger alguna cosa. Abre la puerta, el automóvil explota. Son las 14.30 horas. Fernando Jiménez Pascual acaba de morir.
Al oir la explosión, la mujer de Fernando acude a la calle llevando a su hija de seis años en brazos. Al ver el cuerpo destrozado de su marido, ha de ser atendida de urgencia en un centro sanitario cercano.
Es cuatro de abril de 1994. La organización terrorista ETA ha creado una viuda, una huérfana y ha dejado un vacío en torno a la persona de Fernando.
Pero ya sabemos, nos lo dice la vicepresidenta, que la paz no tendrá vencedores ni vencidos.

PD: Fernando Jiménez trabajaba en el gobierno civil de Vizcaya, donde identificaba a los visitantes que acudían a tal institución. Era guardia civil

5 comentarios:

Rome dijo...

Me alegra saber que desde hace tres años estos asesinatos han dejado de producirse.

Deberíamos estar todos contentos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Rome

Marzo dijo...

Desde hace tres años y cinco meses, sí (30 de mayo de 2003).

Ahora, yo estaría aún más contento si no hubieran vuelto la extorsión y la kale borroka, por ejemplo, que anunciar no parecen anunciar nada bueno.

Anónimo dijo...

También de acuerdo

El Perdíu dijo...

Lo terrible es que para que estos asesinatos dejen de producirse, consideremos que hay que dar, aunque sea parcialmente, la razón a los asesinos. Considerar que, efectivamente, hubieron de matar para que entráramos en razón.