31.8.12

La sociedad no se detiene. La fuente


La sociedad no se detiene. Y de repente, el pueblo no espera a su Ayuntamiento. Un Ayuntamiento sin dinero, en el que nadie cobra, pero en el que los recursos son cada vez más escasos. Y se toca a concejo, como aquí se hizo siempre, y la gente, la que quiere, los que tienen un cierto espíritu de ciudadanía, acude con hoces, con azadas y con lo que tienen a mano. Y bajan hasta la llama. Un comunal de los vecinos, aunque figure a nombre del Ayuntamiento. Y se dedican a limpiarlo. Y pagan el cemento entre todos, y la mano de obra. Y vuelven a abrir el camino a una fuente de agua azufrosa que aquí todos conocemos como Cheirona, la fuente que huele mal. Y lo dejan limpio. Y transitable. Y el hombre gana otra partida a la naturaleza, una naturaleza inmisericorde que se iba comiendo el trabajo de muchos hombres que habían conseguido generar allí un manantial.

Y de nuevo es posible acercarse al pueblo de los que trabajan el cobre para, sin entrar, sin molestar, sin ser visto, sentarnos  la vera de una fuente a leer un rato.

La vida era también este verano.

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