El libro de Sebastian.
El antisemitismo que corría Europa. Un continente con los nazis en el poder y
con la Guardia de Hierro campando a sus anchas por el país. Un país antisemita
a más no poder. La molestia del diferente. Del no integrado. Reflexiona el
autor: “Si el día de
mañana la estructura social no se centrase en la religión ni en la economía
sino, es un decir, en la apicultura, el judío sería detestado desde el punto de
vista de la cría de abejas. […] Lo que cambia en el antisemitismo, como
fenómeno eterno, es el plano en el que se manifiesta y nos sus causas primarias”.
Y para rematar, la paradoja de
todos los extremismos. Es difícil resumirlo mejor: “Tú no eres antisemita porque crees en
cierto peligro judío, sino que crees en ese peligro porque eres antisemita”
No hay comentarios:
Publicar un comentario