1.8.12

De Estados y de territorios (I)


Relatos de la España boba que se despide, arruinada, a la espera de que nos inventemos entre todos un nuevo relato para seguir tirando tras el Rescate. El libro de Sosa Wagner y de Mercedes Fuertes. Primera lectura veraniega en sentido estricto: El Estado sin territorio.  Cuatro relatos para articular un discurso demoledor: la falta de autoridad del Estado en su propio territorio, una falta de autoridad que es en realidad una de las muestras más evidentes de esa refeudalización a la que nos enfrentamos desde hace décadas. Y de fondo, como no puede ser menos, el miedo a la modernidad, traducida en miedo a la tecnología, en pánico a lo nuclear, en desconfianza hacia el progreso El relato del miedo que tan incrustado tenemos todos en la cabeza.

Algunas de las historias que se cuentan en el libro son grotescas, como el relato de lo nuclear, con ese ministro, el tal Montilla, que firma el pistoletazo de salida para el almacén de residuos y luego, como presidente de la Gene, se opone a él. El relato de la conexión eléctrica entre Asturias y la meseta. Dos de los relatos (el agua y los bosques) narran la apropiación por parte de los feudos autonómicos de lo que es común. El desastre de compartimentar la gestión espacios naturales, como el de los picos de Europa, tras una nefasta sentencia del Constitucional. O la barbaridad de fragmentar la gestión de las cuencas hidrográficas, un modelo de gestión copiado en todo el  mundo. Detrás no hay nada. Hay solo afán de poder. No se gestiona mejor el Guadalquivir desde Sevilla o el Duero desde Valladolid. Es mentira. Como no es real que se gestione mejor un espacio natural desde las capitales regionales.
Los gobiernos autonómicos eran gobiernos de mentira, puestos en marcha para satisfacer lo que Ignatieff definió en su momento como “el narcisismo de la diferencia menor”. El problema, como queda claro en el libro, no es que fueran de mentira, o que fueran derrochadores (que en realidad no lo son tanto, pero ya hablaremos de eso…), el problema es la absoluta deslealtad con la que se han comportado respecto tanto del Estado como de resto de Comunidades.

Y sin lealtad no hay nada. Ni en política ni en ningún otro ámbito.


PD: por cierto, la bitácora de Sosa.

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