Tengo
que sentarme un rato a escribir sobre “lo” de Cataluña, pero entre tanto, de
verdad, no me digan que ninguno de ustedes no ha pensado, vistas
las imágenes, y vistos
los niños adoctrinados hasta la nausea, que la banda sonora original de la Vía
Catalana hacia una nación más grande y más libre no era exactamente esta y ninguna otra:
En
ese joven que canta están representados los participantes en la Vía. Por la
emoción que pone. Por la pasión con la que canta. Por la pureza de sus
sentimientos. Por la modernidad que representa. También está esa parte de la población que, poco a poco, con dudas primero, de
manera unánime después, se suma a la llamada de la patria. Esa vieja que, lo
sabemos desde que
leímos a Connor, pasó llorando.
De
fondo, esa sensación de que el futuro es de ellos y de cuando pierdan de manera
higiénica el contacto con “los españoles” (de
mierda) las cosas serán mejor y aquella será una tierra de la que mane la
leche y la miel. Igual que
en aquella Alemania de los años treinta…
Lástima
que hayan pasado por el siglo XX y no hayan entendido nada.
Pero
nada de nada.
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