4.6.20

Íñigo - Ignacio y los alumbrados

Sigo con la biografía de Ignacio de Loyola que publicó la March dentro de su colección sobre los Españoles eminentes. Descubro fascinado la relación que Íñigo, luego Ignacio, tuvo con todo tipo de heterodoxos: conversos, protestantes y, en España en especial, con el mundo de los alumbrados, una muy interesante recua de cristianos nuevos que, de una u otra manera, lo acompañó toda su vida. Iñigo se acercó a ellos antes de que fueran considerados herejes, en una España en la que había dos núcleos: uno en el Palacio del Duque del Infantado, en Guadalajara y otro en el convento de los franciscanos de Pastrana. Estas relaciones le trajeron muchos problemas a Íñigo con la justicia: se le prohibió predicar y adoctrinar, y fue condenado por ello en 1527, su salida a París de hecho está relacionada también con sus problemas con la justicia. Y es que muchos de los alumbrados, de hecho, eran conversos. Quizá la relación venía porque, como ellos mismos asumían, los alumbrados eran "gente que podían responder a cuestiones doctrinales sin tener estudios", un poco lo que hacía Íñigo e hizo durante muchos años. 

Frente a la imagen homogénea que tenemos de aquel mundo, la Castilla de los años veinte y treinta del XVI es tan fascinante como heterogénea: aunque las Cortes de Santiago en 1520 y de Valladolid en 1523 habían pedido reformar la Inquisición, ésta seguía adelante, generando malestar en un clero castellano muy  cercano a las ideas de Cisneros. Descubro, en fin, en el libro que los conversos fueron -en general-  favorables a los comuneros.

En cuanto a Ignacio, fueron muchos, entre otros Rabelais y Melchor Cano los que lo acusaron siempre de andar entre marranos. Los que lo conocen en París lo tenían en aquellos años por un "perfecto  luterano". Todavía mediada la década de los años treinta era tenido por un hereje en muchos ambientes ortodoxos. El teólogo dominico Melchor Cano afirmaba, por ejemplo y refiriéndose a los jesuitas, que a "esta Orden se llega gente ambiciosa, a saber, judíos o vizcaínos, los cuáles en esta orden se han hecho amigos", refiriéndose a los muchos cristianos nuevos que se hacían jesuitas, según el autor. 

Por cierto, en 1530 se nombra a Jean Vuystinck inquisidor de Flandes, y comienza el arresto de judíos de origen portugués, inicio general de la expulsión general de los marranos en 1550. 

Qué cosas.

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