24.6.20

La memoria de los muertos

¿Cómo vive un hombre en un Estado democrático sabiendo que lo quieren matar? Es una situación que refleja bien Fernando Aramburu no sólo en Patria, también en Los peces de la amargura. Hoy hace treinta y cinco años que un pistolero especialmente repugnante de ETA, el tal Zabarte que disparó y remató en el suelo a una mujer embarazada, asesinó a traición a un padre de cuatro hijos, marinero, que volvía a casa a cambiarse antes de salir a faenar. Se llamaba Ignacio Montes Abad, era de Lequeitio y la basura patriótica lo había amenazado de muerte semanas antes de su asesinato. Basura Zabarte está en la calle desde 2013 después de haber pagado menos de diez años por cada uno de los asesinatos que cometió, todos ellos ensañándose con los muertos que, desarmados e indefensos, agonizaban en el suelo. ¿duerme bien por las noches? ¿Considera que mereció la pena dejar tantos huérfanos y tanto dolor entre personas cuyo único delito era no pensar como él? 
Ejercieron de colaboradores, y quizá de chivatos, un matrimonio de ratas que vivían también en Lequeitio. Y yo me pregunto si estas ratas que sabían que un hombre iba a morir solo y desarmado una madrugada y que dieron cobijo al pistolero tienen hijos y qué piensan sus hijos de lo que hicieron sus padres. Muchos asesinos se forman en casa, de lo que oyen a sus padres. Siempre me ha fascinado el papel de los chivatos, de los colaboradores, de gente que informaba sobre un vecino, sobre el estanquero, sobre el compañero de frontón. Muchos no fueron detenidos nunca. ¿Qué piensan ahora, treinta años después? ¿Duermen por la noche? 
Descansa en paz marinero.   

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