Contra la memoria impuesta del nacionalismo de extrema izquierda. Contra impostores como Fermín Muguruza. Contra el recuerdo de asesinos como Aguirre Aguiriano, que vio como un niño de trece años, José María Piris, se acercaba a la muerte mientras un mierda como él miraba desde la ventana... A él le daba igual, José María era cacereño y el niño que jugaba con él, Fernando, era zamorano. Sangre maketa de colono para la basura de la izquierda abertzale.
Hay que leerse esto de Julio Valdeón, el otro día en El Mundo. Duele, y por eso hay que leerlo.
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