Nacemos, crecemos y morimos dentro de un perfil generacional. Eso nos acerca más que las identidades nacionales, o las religiosas. Somos gente que vio al mundo de una determinada manera. Usted por ejemplo, desocupado lector, más cercano a un Chino de hoy que a un sanabrés del XIX.
Lo pensaba cuando paseaba por Beirut, hace unos años. Para los que nacimos en los setenta, la guerra era la del Líbano: la línea verde, los coches bomba, los francotiradores. No somos capaces de imaginar que aquel país hubiera sido, veinte años antes, la Suiza del próximo oriente. Me viene la reflexión por un artículo que sacó el que Confidencial y que me llegó a traves del Batera: el Afganistán de los años sesenta. Un país con carreteras, con mujeres ya no sin burka, ¡sin velo!, con universidades abiertas, con líneas aéreas, con turistas.... Un país al que destrozó la lógica de la guerra fría y, al fondo, el odio cainita del mundo rural al mundo urbano. El miedo a la libertad. El miedo a las mujeres libres...
PS: "Las tensiones entre la ciudad y
el campo son tan antiguas como los primeros castros fortificados del Neolítico,
muy anteriores a la aparición de la escritura. A través de la historia, los
hombres de las ciudades y los de los campos circundantes han luchado entre sí
con toda suerte de pretextos. En la España del siglo XIX, sobre la oposición
arquetípica ciudad/campo se proyectó el conflicto armado entre los liberales y
los partidarios de la vuelta al Antiguo Régimen. El Progreso contra la
Tradición. Desde 1810 hasta el Sexenio Democrático, las ciudades españolas
emergieron como islotes de constitucionalismo en un mar de contrarrevolución
agraria"
Juaristi, Jon: Miguel de Unamuno. Taurus, Madrid, 2012. Página 25
2 comentarios:
el odio cainita del mundo rural al mundo urbano
Le he visto un par de veces mencionar es idea. En cierta manera, ¿Parte de lo que nos pase ahora en España deriva de esto?. ¿Los nacionalismos, sin ir más lejos?
Estimado Drizzt, tengo el pálpito de que claramente es así... el nacionalismo es una identidad, en España al menos, básicamente rural, frente al mundo urbano. Una ideología "paseista", como decía Elorza, orientada al pasado, a 1714, a 1839, y con un odio cerval a las ciudades: a Bilbao, a Barcelona, a Tarragona...
un abrazo
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