20.12.05

José Antonio García

Lo recuerdo. Fue el primero en hablarme del pachueco, un idioma legendario que nadie recuerda ya en Sanabria. Le decían el alfayate, porque un antepasado suyo lo fue. Me habló también por vez primera del lenguaje de las campanas, también de este mítico Pobladura ya desaparecido y al que nunca, por mi pereza, llegamos a ir. De un campo de batalla en el que se luchó contra el francés. Pilar, su mujer, me dio a probar por vez primera las merujas. Era un hombre lector, curioso por naturaleza, ajenos a los bares. Socialista, me recordaba a aquellos primeros izquierdistas, puritanos, que predicaban la virtud a finales del siglo XIX. Monotemáticos, pero honrados. Lo imagino amargado, sabiéndose superior al ambiente intelectual que le rodeaba. Hoy lo vi en el tanatorio. De cuerpo presente. Descansa ya en paz. Y que la tierra te sea leve

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