7.10.10

Intuyendo, a cuenta de la innovación

Es una oscura intuición. Que tengo desde hace años, y que a veces comparto con los amigos más íntimos: las cosas más importantes que nos ocurren son culturales o no son. En esta idea, como en tantas otras, me metió mi admirado John the Minor hace tiempo, cuando las tardes se nos iban almorzando cerca de Pirulí.

El otro día estuve en la presentación de un estudio que abunda en la idea. Una magnífica iniciativa de la buena gente de COTEC (trabajo oscuro del que algún día les hablaré, el de esta Fundación). Se presentaba en la Carlos de Amberes y allí fuimos, mi joven Mariùs y yo. El informe, “La cultura de la innovación de los jóvenes españoles en el marco europeo”, es un estudio realizado por el equipo de Víctor Pérez Díaz, uno de nuestros mejores sociólogos, y abunda en la idea de lo cultural como elemento clave para comprender porqué en algunos lugares triunfan las comunidades de innovación y en otros no. Porqué algunos países tiene éxito y son sociedades dinámicas e innovadoras y otras no. La idea que se investiga en el documento es que una serie de valores, convertidos en virtudes, influyen positivamente en el desarrollo de la capacidad de innovación de un país. Además, cuanto más se abren las personas a ámbitos de socialibilidad cada vez más amplios, más se desarrolla, igualmente la capacidad de innovación en una sociedad. Un texto bien escrito, bien argumentado, con esos términos como “narrativa” que tanto nos gustan a los que venimos de ese mundo.

Los resultados del libro, irrebatibles en términos estadísticos, son impresionantes: hay correlación entre la capacidad de innovación de una sociedad y elementos como los buenos resultados en matemáticas de sus jóvenes, las horas que los jóvenes dedican al estudio o a la lectura, las pocas horas que pasan delante del televisor o su práctica habitual de determinadas actividades artísticas (entre las que se incluye el teatro, la pintura, la escritura y no se incluye, desde luego, jugar al fútbol). Igualmente, la capacidad de innovar está relacionada con la apertura del horizonte vital de los jóvenes (conocimiento de idiomas, escasa fuerza de la identidad local, viajes realizados) y con un mayor interés por la cosa pública (interés por la política, por las asociaciones...).

No le diré dónde estamos los españoles en todas estas variables porque ya se lo imagina, desocupado lector.

Mire en derredor suyo. Y mire cuántos de los jóvenes que conocen estudian más de veinte horas a la semana, cuántos leen más de dos libros al año, cuántos están apuntados en escuelas de teatro (y compare este dato con cuantos juegan habitualmente al fútbol).

Así nos va

Así os va


PS: […] "la malevolencia de la aristocracia cortesana con respecto a Francisco Fernando hace patente la vulgaridad de todo grupo social que se considera una élite y cree excluir a los demás, cuando él es el que se encierra fuera del mundo, como el borracho del chiste" […]

Magris, Claudio: El Danubio. Anagrama, Barcelona, 2000. Pág. 139

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora ya está claro el motivo de nuestra falta de innovación, si tenemos en cuenta que muchos jóvenes no saben ni las reglas básicas de matemáticas, ni lo que es el cálculo mental, y leer,leer....Pero con decir que los videojuegos desarrollan todas las habilidades que se necesitan hoy en día nos tranquilizamos los adultos que hemos permitido que el sistema educativo lleve tanto tiempo a la deriva , escupiendo tontá tras tontá y creando generaciones de cabezas vacias, cuyo único objetivo es poder permitirse botellón de jueves a domingo. Aunque afortunadamente no todos caen en la trampa, alguno que otro innova.
Leeré el estudio con interés,además recuerdo con cariño las clase del profesor Victor Pérez Díaz
NC

Hornuez dijo...

Cuanto daño te ha hecho ser un mal extremo reconvertido a central por paquete, Perdiu, jejeje.

No he leido el estudio, pero por lo que comentas de él, creo que esa conclusión que sacas es un poco sumar peras y manzanas. Si hay un país en el que se dedican ingentes cantidades económicas y mucho tiempo en deporte, ese es EEUU. Y si hay un país con una verdadera fiebre (desarrolladora y consumidora) por los videojuegos es Japón. Y ni Google es una compañía suiza ni Sony danesa.