Hablar
nos hace humanos. El relato
Elicia me pide que le
cuente historias de cuando iba al cole, yo, que tan mal estudiante llegué a
ser.
Le
pido a mí tía que me cuente historias del Perdíu. También lo llamaban cachicán,
me cuenta por teléfono. Pero en aquella Senabria de hace ciento treinta años,
cachicán significaba algo así como lambrión.
O goloso, en castellano normalizado. Así que fui cachicán. Además de la caza y el juego, los dulces. Todos los
vicios. También, el de enamorar a la mujer más hermosa del pueblo, María, hija
de un Rabanillo de Triufé pero criada con los Arias de Robleda.
Estas mujeres que, como yo, tienen al padre en un pueblo y a la madre en otro. El
Perdíu: cruzar el Sierro
para ir con ella a Robleda. Todos los vicios: también, el de no entender que
hay amores prohibidos.
¿Dónde vas, cachicán?
Todo
es un relato.
Inacabado
Inacabable
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