En
las listas que se publicaron en el BOE para las europeas de 1987 no aparece como
candidata. Sí aparece, como la número veinte, en las elecciones europeas de dos años después, las de
1989. En el año 1987, cuando su página dice que ya fue candidata, la
organización terrorista nacionalista de extrema izquierda ETA asesinó a 41
personas. Repita conmigo. 41 personas muertas por no pensar como sus asesinos. Al año siguiente, 1988, mató a veinte personas. Veinte seres humanos.
Repita de nuevo conmigo la cifra; un tributo de sangre de casi dos personas al
mes.
En
1989, cuando la tal Mintegi iba de candidata, la organización criminal se llevó
por delante la vida a 19 personas. En abril, con la precampaña en plena
vorágine, a Juan Bautista Castellanos en Bilbao. En julio, tras las elecciones,
ametralló a dos personas en Madrid, y luego asesinó de un tiro en la cabeza a
un vecino de San Sebastián.
La
gentuza que poblaba las listas de Herri Batasuna enmarcaba aquellas muertes,
que no condenó nunca, en el sintagma canalla y mafioso de “consecuencia del
conflicto”.
Una
de aquellos que nunca condenó una muerte, una agresión, un boicot, es la
tal Mintegi, otra que
estuvo muda todos estos años ante el terror totalitario de una banda que hizo de
una mezcla
aterradora de carlismo y tercemundismo marxista
su ideología política.
La tal Mintegi era la candidata ayer de los mismos perros que, con otros collares, aterrorizaron
nuestras vidas durante años…
Era
la candidata del terror.
La candidata del miedo.
Votarles
a ellos era votar por la Alemania de los años
treinta.
Los
vascos sabían lo que votaban.
También
el tercio de ellos que optó por quedarse en casa.
Ahora ya no valen las quejas.
Aunque todos tengamos clara la
opinión que de la democracia tiene un 25% de los vascos que fue a votar.
Es
lo que hay...
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