1.9.08

Fiesta

Pasó la fiesta en mi pueblo. Pocos momentos más liberales en un pueblo de honda raíz conservadora. Aquí las fiestas las hacemos los vecinos. No hay, gracias a dios, concejal de festejos, ni de participación ciudadana, ni todas esas zarandajas asumidas felizmente por los socialistas de todos los partidos. Cada año, un grupo de ocho o diez vecinos se hacer cargo del dinero (sin interventor, sin secretario, sin esto-me-lo-presenta-por-duplicado-con-aquella-instancia-de-allí), gestiona la maquinaria de conseguir recursos, contrata la música, los gaiteiros, alquila el bar y dejan engrasada las fiestas. Cuando llega el momento, los voluntarios trabajan por doquier. Al Perdíu, ya se lo imaginará, desocupado lector, le toca hacerse cargo de la revista, pero otros son los que organizan los juegos de los niños, y los de más allá se encargar de que el cine esté a punto. Todos los años decimos, qué lata organizar la fiesta, no es más que trabajo. Pero todo los años vemos a los niños bañarse en la espuma o a los preadolescentes disfrutar de sus primeras noches de alcohol y libertad. Y siempre repetimos. Y siempre acabamos bailando mago de oz a las cinco y media de la mañana. Son las fiestas. Y son nuestras. Porque aquí, en estas fechas, los poderes públicos ni están ni se les espera.
Qué diferentes, en fin, estas fiestas de las que he vivido en cualquier distrito de Madrid o en diferentes ciudades de la región.

PD: No hay fiestas en la ciudad. Las subvencionadas tienen todas un aire de marcialidad insufrible: allá van todos, convocados a ser felices, y pobre del que frunza. “El vino nuevo”, en Espada, Arcadi: Quintacolumnismo. 175-177, página 175

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mía, pues si que te ha durado la resaca...

Debería estar prohibido seguir de vacaciones, añado.

Anónimo dijo...

Ver para creer Perdiu...

Eso está muy bien un pueblo de pocos habitantes. Inténtelo usted en uno de mayores dimensiones y verá la que se arma con tanto liberalismo y anarquía... y la caja del dinero abierta para todos!

Anónimo dijo...

leyendole con tanta solidaridad, falta de autoridad, anarquia y demás las fiestas de su pueblo parecen una juerga de okupas, pero en vez de canutos y kalimotxo hay gaiteiros y gincanas...que tenue es la frontera entre los extremos!!! de aquí poco le veo de squatter en Berlín explicando su experiencia lúdico-festiva.

Suscribo a Hornuez- debería estar prohibido seguir vacaciones.

Anónimo dijo...

Gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras de mi calle ayer a oscuras y hoy sembrada de bombillas.
Y colgaron de un cordel de esquina a esquina un cartel y banderas de papel, verdes, rojas y amarillas...

Anónimo dijo...

Cualquiera que lea esto sin conocer Sanabria pensará que no existe en ella la corrupción y el caciquismo.