La
izquierda y sus mineros.
Esos recuerdos
del treinta y cuatro, esas columnas
que caen sobre la capital, como si estuviéramos en el treintayseis, esas armas, esa épica
del pasamontañas en un país con tan poca cultura cívica y
liberal.
Llegan
a Madrid estos días. Montarán algaradas. Exigirán su derecho a trabajar. A mi
me parece bien que lo pidan, lo que me parece terrible es que en el debate
nadie conteste con datos. El enorme despilfarro, que pagamos todos, que supone
mantener esas ruinas abiertas. El viaje a ninguna parte que supone mantener las
minas abiertas. La brutal insolidaridad de pretender que entre todos
mantengamos abierto lo que quizá nunca debió de abrirse.
Así
que le invito, desocupado lector, a que lea este
magnífico post sobre la minería en España
realizado, desde el exilio, por Luis Gómez.
En efecto, todo el mundo debería leerlo. No se quede atrás.
De
nada.
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