24.10.12

Aquella rosa de fuego como un decorado...


El teatro. Siempre el teatro. Volver a la Tribueñe. Estuve en otra vida, viendo uno de los mejores espectáculos de flamenco que he visto en mi vida. Yo era joven, me había emancipado hacía poco y creía en las personas, perdonen la tristeza.

Pero los lugares no guardan memoria de nuestras visitas. Así que volví al teatro, a ver un mundo que ya se fue y fui a verlo por los ojos de Raquel Meller. Hay vidas que ya no conocemos porque la historia las olvidó. Me pasó con la de Sorolla. Me pasa con la de Blasco. Y me pasa con la Meller. Una calle por la que anduve cientos de veces en aquella otra vida

Todos ellos, Sorolla, la Meller, fueron triunfadores en un mundo que ellos nos sabían que era el mundo de ayer o el mundo de entreguerras, y por eso quizá fueron luego olvidados por todos. La miseria de una postguerra convierte en un estigma el haber sido un triunfador. Y la vida no se lo perdonó. Algunas de las canciones de la Meller, como aquel día de San Eugenio, yendo hacia el Pardo… forman parte de mi memoria sin que yo supiera bien de dónde venían.

Y al fondo, muy al fondo, canciones en el dulce catalán que puebla mi memoria Vull pansas y figas y nous y olivas /  vull pansas y figas y mel y mató y que al querido Hornuez le hubieran encantado, porque dejan entrever aquella ciudad que fue la Rosa de fuego y en la que los dos hubiéramos sido orgullos piqueteros de los Libres.

Pero hay mucho más en esa obra. Está la voz, poderosa, de Maribel Per, que todo lo llena. Está ese vestuario, que transporta a un mundo que ya no conoceremos jamás y está, sobre todo, esa melancolía de quien como la Meller, tras conocer la fama, murió en el  más mísero de los olvidos… sic transit gloria mundi…

Buen teatro. Ideal para recordar. Y para conocer.



PS: El bardo de Stratford escribió: We are such stuff / As dreams are made on; and our little life / Is rounded with a sleep

1 comentario:

Hornuez dijo...

Ara no es fa prô jo encara ho faria