El regalo era una invitación para ver El Lago de los Cisnes, de Chaikosvki, interpretado por el Ballet Estatal del Palacio de la Música de Kiev, aprovechando uno de los tres días en los que dicho Ballet actúa en Madrid. Qué contarles. No había ido nunca al ballet, así que lo vi todo con los ojos de un niño. No me gustó que la música salga de un altavoz. La pieza se compuso para ser interpretada por una orquesta; queda muy frío oir toda la pieza cayendo desde arriba a través de un equipo de música. La historia no se sigue ni a tiros. Si no te cuentan de qué va, sales igual que has entrado. Ahora bien, la danza es espectacular. Impresionan las bailarinas, (mucho más que ellos), y casi ponen los pelos de punta. La precisión. Su ritmo. El equilibrio. Su fragilidad. La imbricación con la música. Lo liviano de lo perfecto
Una gozada.
Así que, contra pronóstico no sólo no ronqué sino que ni siquiera me dormí.
Y Jimena disfrutó, que era de lo que se trataba...
2 comentarios:
Pues la verdad es que ha sido un regalo un poco caro, pero en fin ,los contribuyentes madrileños, por la parte que me nos toca, nos alegramos de que haya disfrutado.
Y mientras el Zamora ganando en Guadalajara...
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