30.6.10

De lecturas y de admoniciones ante la crisis

Acabé El amigo del desierto, de D´Ors. Una hermosa reflexión sobre la necesidad de escucharse a uno mismo en un mundo cada vez más ruidoso, sobre la necesidad de discernir por uno mismo las cosas que uno ve y que uno siente. Empiezo con los lugares donde se calma el dolor, todo un derroche de erudición de César Antonio Molina que me tiene embobado. Qué un tipo como este fuera ministro de la nulidad que tenemos por presidente del gobierno causa no sólo asombro sino, sobre todo, pena por el propio Molina: me lo imagino intentando hablar de algo que no fuera el abuelo muerto de Zapatero y el pobre Molina desesperado viendo que el simplón de León no cambiaba de tema…

Estoy también con el magnífico especial sobre Shanghái que ha sacado este mes la Revista de Occidente. Ahí está el futuro, y no en otras gilipolleces.


PS: Compra de libros por partida triple en el VIPS. Me pierden las ofertas


PD: (Arcadi Espada, en El Mundo, el pasado 23 de junio, a cuenta de la crisis y de la gente que, como los políticos, ganan dinero a mansalva pero ahora están compungidos por la crisis y se muestran súper-solidarios) Pero estos apuntalados para los que la crisis sólo es un confortable relato de terror del telediario, que acaba con él, me provocan una repulsión vivísima. La exhibición estrictamente fisonómica de su solidaridad (porque siguen gastando lo mismo y en lo mismo, aunque ahora les pongan en la escudilla un trozo de ceño a los bien jodidos) me va obligar cualquier noche a un desplante, y a ver cómo acaba. Nunca gasté más de lo que gané; nunca exhibí la episódica felicidad porque se deshace al contarla; nunca hice más que comer, beber y buscar casa, como nuestra madre Lucy. Y me vienen ahora estos cacasenos con los dientes apretados exigiendo compunción. ¡Anda y que los laxen! No me dejaré corromper por el ambiente. Tampoco ahora.

28.6.10

A Toledo

Fui a Toledo

La Cueva. Aún no está abierta al público. Desde al menos el siglo XVI la tradición ubica junto a lo que fue la Iglesia de San Ginés la Cueva de Hércules. Alguien entró y murió, quizá a causa de la humedad. Se habló de un lugar maldito, otros entraron y también murieron. El cardenal Siliceo mandó entrar y ver, y agujerear para que se viera que no había nada. Y nada había. Pero los que entraron también murieron al poco tiempo. La cueva, una serpiente en el dintel. Hércules. La pérdida de Hispania.

En realidad, todo forma parte de un complejo sistema de canalización y tratamiento de aguas de la Toletum romana. Desde allí fuimos a las termas romanas, otro espacio fabuloso. Parece que la ciudad romana fue mucho más relevante de lo que los historiadores han creído siempre. Al lado de las termas, el antiguo Hospital del Nuncio, con el patio recién restaurado…

Luego hubo más paseos. Hasta la torre de San Román. Una iglesia espectacular, convertida en museo del arte visigodo toledano. El pozo del Salvador, un espacio abovedado fantástico en medio de la ciudad. La iglesia del Salvador, con una pilastra sobrecogedora, quizá el resto de arte cristiano más antiguo que se conserva en la península, con las caras borradas, fruto de la presencia luego del islam iconoclasta.

Los baños del Ángel, con el hipocausto mejor conservado de Toledo. La casa del judío, del judío quizá Isahc, con su sala de baño ritual y purificador. Aquel judío que prestó dinero a la reina Isabel porque un marino de origen incierto aseguraba haber descubierto una ruta alternativa para llegar a las indias. Un dintel en madera recordando la torah. El patio de su casa, espectacular tras la restauración. Qué gran trabajo ha realizado el Consorcio desde su creación. Qué buena forma de invertir el dinero de todos.

Almuerzo bueno a la vera de San Juan de los Reyes, otro de mis espacios fetiches en Toledo. Y tarde / noche decadente en el hermoso cigarral toledano de mi amigo Jesús. Ha vuelto recientemente de Asia Menor y llevó bajo el brazo dos recomendaciones: el magnífico y erudito libro de Ascherson, y el brillante recorrido por los restos de Bizancio que hizo hace años Dalrymple. Se nos fueron las horas comentándolos y reflexionando sobre el papel a jugar en la vida pública por el intelectual. Denuncia. Siempre. De todo. Y de todos.

Un sábado memorable.

25.6.10

Lo que finaliza mañana...

Todo empezó a inicios de la década pasada. Primero, creo, con un regalo de Osquitar en el Zamorako Herria, tal y como consta en la dedicatoria. Una historia de los mitos de la España prerromana. Todo siguió allá en 2003 ó 2004 con un regalo de Carmen: un libro de Juaristi. Cuántas cosas en mi vida han empezado con un libro de Juaristi. Dejé de ser nacionalista español allá por 1994, con la lectura de Auto de Terminación, y dejé de serlo precisamente por sus textos, ya ven la personalidad que tengo. Juaristi iniciaba una historia mítica de España con El Reino del Ocaso, un libro sobre la formación del imaginario colectivo español durante la antigüedad y la edad media. El primer capítulo del eruditísimo libro, “Un cuento gótico”, narra entre otras cosas, la imagen de la pérdida de España a través de las desdichadas acciones del Rey Don Rodrigo. Todo se basa en la Crónica del Rey Don Rodrigo, Postrimero Rey de los Godos, más conocida como la Crónica Sarracina, del castellano, de Pedro del Corral, a principios del XV. Un protagonista esencial: la Casa de Hércules, el primer relato gótico de la narrativa española. La casa imposible, como la biblioteca de Borges. Una estancia, una maldición. Un cofre. Una arqueta.

La Casa de Hércules, un libro que nunca deja de escribirse a sí mismo, una interminable historia del mundo.

La Casa de Hércules, el lugar del que nace la configuración actual de España.

La Casa de Hércules, el lugar donde se escondió la Mesa de Salomón.

La Cueva de Hércules, tantos años después, casi diez, de haber entendido porqué las artes toledanas eran las artes toledanas.

Tantos años después finalizan mañana sábado.

Una visita mágica a la mágica ciudad. A su Cueva. A la Sinagoga del Tránsito. A una Casa judía. A una vieja mezquita. Bajo la sombra imperial del César Carlos.

Mañana no me busquen en ningún lugar.

Estaré en Toledo. Una ciudad mágica que algunos confunden ahora con la triste capital administrativa de una triste Comunidad Autónoma.


PS: El romancero anónimo cantaba:

Don Rodrigo, rey de España, por la su corona honrar,

un torneo en Toledo ha mandado pregonar:

sesenta mil caballeros en él se han ido a juntar.

Bastecido el gran torneo, queriéndole comenzar,

vino gente de Toledo por le haber de suplicar

que a la antigua casa de Hércules quisiese un candado echar,

como sus antepasados lo solían acostumbrar.

El rey no puso el candado, mas todos los fue a quebrar,

pensando que gran tesoro Hércules fuera a dejar.

Entrando dentro en la casa no fuera otro hallar

sino letras que decían: Rey has sido por tu mal;

que el rey que esta casa abriere a España tiene quemar.

21.6.10

De la heteronimia como una forma de vida

Fue un fin de semana cargado de heterónimos, quizá porque en la postmodernidad todos tenemos mil caras.

El viernes lo fue, en cierta medida: las voces de Jorge Moreta, recorriendo la Cuba dictatorial en la que el tiempo se paró hace ya cincuenta años.

El sábado lo fue, claro. Cuando se trata de Pessoa, no hay más que heterónimos, en realidad. Estuvimos viendo Turismo infinito, basada en obras de Pessoa y en heterónimos de Pessoa. Una reflexión sobre el amor, la muerte y el paso del tiempo. Había estado ya en el matadero el año pasado. Es hermoso el portugués como lengua, aunque sea difícil de seguir en una obra de teatro. Allí estaban todos, Álvaro de Campos, vitalista; allí estaba el decadente Ricardo Reis, su amada Ofelia. La obra está sólo unos días en las naves del Español en el Matadero. Ya saben, como los que viven en el norte de la ciudad se ve que son todos ricos o gilipollas, todas las inversiones públicas y toda la cultura para el puto sur de la ciudad.

En fin,y el domingo hubo cine. Aunque la crítica era mala, fuimos a ver El retrato de Dorian Gray. No está mal, en realidad los tres protagonistas masculinos son el propio Wilde, así que el ingenio de los diálogos está asegurado. Una peli a varias voces en una ambientación similar a la de Vidoq.

PD: Wilde escribió una vez: Al cielo lo prefiero por el clima y al infierno por la compañía. Cada día lo voy teniendo más claro

18.6.10

Aproximación racional a mis filies eta fobies

Pensaba ayer, en un irlandés en Mérida, sobre las filias y fobias irracionales que acumulo. Ahí va una muestra, lector. Deléiteme también con las suyas; cuanto más irracionales, mejor.


Filies: El Café Real, Portugal, Truman Capote, Facebook, la política, el Iphone, la comida japonesa, Apple en general, los petristas, Zamora, el Barrio de Salamanca, El Puente, Azorín, Cánovas, Ortega, Israel, los judíos, The Economist, los sefardíes, Carlos Herrera, Josemi, Narans y su romance con “la marihose”, Cubello, Woody Allen, realizar acción comercial, Cáceres, everis, Herschel Shmoikel Pinkus Yerocham Krustofsky, que me traten de usted en los bares, Claudio Rodríguez, La Raya, el padel, el Español, recomendarle libros, el queso brie con mermelada del Aliño, seguir siendo amigo de quien se supone que no debería serlo, el cocido maragato del Barandales, mis amigos progres, los miércoles de japo&pacharán amb el Albert, los motes que le ponemos a la gente esos mismos miércoles, la música delcano, el cultural del abecé, la Cueva de Hércules, Castilla y León, Toledo, hacer favores, Aznar, soñar.


Fobies: Irlanda y la cultura irlandesa, los autores del realismo ruso, Rachmaninov, Paul Auster, el tal Murakami, la playa, la palabra “cuñadito” para referirse al marido de tu hermana, la Latina, los políticos, la gente que grita, Firexof, la comida árabe, Salamanca, Unamuno, la Institución Libre de Enseñanza, los (pesadísimos) krausistas, El País, La Razón, los decadentes Trastámaras, El Plural, que me tutee gente a la que no conozco de nada, Intereconomía, los conciertos, hacer ofertas, Badajoz, Giner de los Ríos, la II República, Atos, los lanas y los quinquis, el ico, Susote de Toro, el divinal odiseo, la mitomanía celta, Lars Von Trier, la Real Sociedad, el gazpacho del toraco, pedir favores, Zapatero, despertar.


PD: me cuentan mis amigos de la Zamorako Etxea que hoy a las 20.30 horas presentan el fantástico libro de Jorge Moreta en su sede social de la calle de las Tres Cruces. ¡No falten!

16.6.10

Hoy que se debuta

Al hilo del debut de España hoy en el Mundial, y de la idiotez colectiva que se apropia de todos (incluyéndome, lógicamente, a mí) al hilo de La Roja y de todo eso, no puedo dejar de rescatar un texto de Juan Manuel de Prada publicado en el Blanco y Negro del ABC en agosto del año pasado (qué lejos queda, por dios), en el que trae a colación un pensamiento de Swann, uno de los personajes de En busca del tiempo perdido, ya saben, el de la magdalena de Proust, ese mediocre autor que sólo leen, a estas alturas, los niños y los esnobs:

"Lo que a mí me parece mal –inicia Swann su diatriba– en los periódicos es que soliciten todos los días nuestra atención para cosas insignificantes, mientras que los libros que contienen cosas esenciales no los leemos más que tres o cuatro veces en nuestra vida. En el momento ese en que rompemos febrilmente todas las mañanas la faja del periódico, las cosas debían cambiarse y aparecer en el periódico, yo no sé qué, los... pensamientos de Pascal, por ejemplo. Y, en cambio, en esos tomos de cantos dorados que no abrimos más que cada diez años es donde deberíamos leer que la reina de Grecia ha salido para Cannes, o que la duquesa de León ha dado un baile de trajes".

El artículo entero, pinchando aquí.

Pues eso


PS: Desde la Imperial Tarraco, Jordi Roca.

14.6.10

Viajar a Cuba por apenas quince euros

Viajar nos hace más libres. Siempre lo he pensado. Pero viajar no es sólo una cuestión física, no es sólo ir de un sitio para otro como un pollo sin cabeza. Viajar no es sólo moverse por el espacio. Uno viaja leyendo. Y a veces lo hace mucho mejor desde su casa que recorriendo el sitio al que va. Lo descubrí hacer años con Magris y lo confirmé con Kaplan. Cavafis sólo fue, a este respecto, la constatación de una evidencia.

Aunque nunca estuve en Cuba, como si fuera un personaje de Borges, soy capaz de tocar los territorios con las manos a través de las hojas de un libro. Fui a Santiago, que ahora sé que queda en el oriente. Ya sé quien fue Compay Segundo y qué relación tuvo con aquella ciudad. He caminado con Pascual Cervera y desde lo alto de la sierra he visto a los barbudos verlo partir hacia el desastre. He visto a un hermano rencoroso esperar durante medio siglo heredar el poder de un dictador. He visto a Diego Velázquez fundar un país donde no había escritura. He visto a Magdalena Rovenskaya mostrarme, desde el Hotel La Rusa, la consagración de la primavera. Me detuve en Baracoa a conocer la historia de Reinaldo Arenas, lo que le permite a uno toparse de bruces con el papel que la dictadura cubana asigna a los homosexuales. A través de él conocí a las temibles UMAP. Cuando llegué a Dos Ríos y conocí a Martí. Aprendí de donde procede la palabra Mambí, que tanto aterró a la generación de mis bisabuelos. Fui a la Cuba de los cincuenta, un burdel dicen, y en parte es cierto, pero también un país más adelantado, en algunas cosas, que la España de la época. He conocido el papel que Matthews, el legendario Matthews de mi adolescencia, jugó en la creación de la imagen mediática del enloquecido hijo de un emigrante gallego. Conocí por fin la historia de Cienfuegos y de Huber Matos en Camagüey, que ahora sé que anda por el centro del país. No borrará la historia ni Castro ni sus corifeos. O lo que ocurre cuando uno ve la crueldad y no se enciende.

He olido también la cuba mestiza. La cuba negra. La cuba brutalmente racista. He sentido el sexo que recorre la vida de la isla. El sexo como escapatoria no sólo a la dictadura, sino quizá también al clima y al vacío. He sentido el hambre, el ingenio que todo lo agudiza ante la miseria. El fracaso, en suma, de lo que pomposamente, asumiendo el vocabulario del verdugo, todos llaman Revolución.

He conocido la Cuba de los ingenios. la cuba europea de finales del XIX. He conocido Cienfuegos, la perla del sur, y he entrado en el Teatro Tomas Terry, en el que Sara Bernhardt, la mujer que dormía en un féretro, conquistó a Mazzantini. Al salir del teatro me topé con Benny Moré, el hombre que se bebió la vida, trago a trago, con apenas cuarenta años. Llegué a Santa Clara por la infectas carreteras de la Revolución y encontré a un psicópata argentino que jugó a ser dios antes de morir, traicionado, en Bolivia. El hombre que creó campos de trabajo para recluir a los homosexuales (¿qué les pasa a todos los tiranos con los maricones?).

Seguí hacia el occidente, Y conversé con Marita Lorenz. Me detuve a ver a D. Ernesto, el botarate que nunca soportó el éxito profesional de su tercera esposa, la periodista Martha Gellhorn, sobre la que llegó a decir que "lo que yo quería era una esposa en la cama por las noches, no una mujer que anduviera por ahí viviendo interesantes aventuras por unos miles de dólares". Hay muchos hombres así, y lo más curioso es que a muchas mujeres les gustan. Con su pan se lo coman. Ellos y ella.

Antes de llegar a La Habana comprobé que en Cuba se publica el periódico más aburrido del mundo. Y llegué a la capital, y me hablaron de los CDR, esos siniestros organismos que los turistas no ven. Y he recordado a Weyler el hombre que estuvo a punto de ganar una guerra que ya no se podía ganar. Subí al castillo de la Real Fuerza y entendí que para los cubanos, los de Pinar del Río son como los de Lepe aquí. Reservé mis últimas horas para ver a Leonardo Padura, qué hermoso su libro, y para despedirme de la isla. Cuando montaba en el avión, un cubano le dijo a Moreta, ¡cuenta lo que fuimos!, y vaya que si lo hizo. Y gracias a esa petición he viajado a Cuba sin moverme del metro de Madrid.


Y todo esto, oiga, por apenas quince euros.

Y luego dicen que los libros son caros.

No sé a qué espera, desocupado lector, para sumergirse en la lectura de Cuba, más allá de Fidel. No se arrepentirá.


PS: "Todos los dictadores, independientemente de la época y del país, tienen un rasgo común: lo saben todo y son expertos en todo. “Pensamientos de Juan Perón”, Pensamientos del Presidente Mao”, pensamientos de Gadafi y de Ceaucescu, de Idi Amin y de Alfredo Stroessner. Stalin era experto en historia, economía, poesía y lingüística".

Kapuscinski, R.: El Imperio, Barcelona, Anagrama, 2007. Página 102

12.6.10

Mi (improbable) relación con la política

Cada día siento más repugnancia por la política. Me fascina, como al oncólogo el cáncer, pero no me gusta. Ahora siento, además, que si alguna vez pensé en dedicarme a algo público, nunca tendré el apoyo que hubiera necesitado. Me molesta ver el nivel de los trileros que tenemos por políticos, como supongo que me molesta ver el nivel medio de los que el azar convirtió en mis compatriotas. Como son analfabetos, pervierten el lenguaje sin darse siquiera cuenta de lo que están haciendo.

Arteta, el gran Arteta, ya vio esto claro hace años. La última vez que lo puso por escrito fue en el fancine de prisa, el pasado cinco de febrero. No dejen de leerlo pinchando aquí.

PS: George Orwell explicó una vez: “El gran enemigo de una lengua clara es la falta de sinceridad. Cuando se abre una brecha entre los objetivos reales que uno tenga y los objetivos que proclama, uno acude instintivamente, por así decir, a las palabras largas y a las expresiones más fatigadas, como una sepia que escupe un chorro de tinta

11.6.10

Viajando con D´Ors en una mano y Vallejo en la otra

Me voy a la Sanabria.

Allí me espera Mi General, al que siempre es una delicia ver.

Me voy a la Sanabria, con su/mi libro, y no sólo el libro, de D´Ors en la maleta, y pensando, con Vallejo, que quizá con la calma me hace señales, pero todavía no sé si serias, características o quizá fatales.

Me voy a la Sanabria con el libro de Moreta finiquitado (ya le contaré, no se impaciente lector) y con ganas de empezar Lugares donde se calma el dolor.

Me voy a la Sanabria.

Me voy al lugar donde se me calma el dolor.


PD: "¡Oíd cómo hemos tenido día tras día / tanta pureza al lado nuestro, en casa, / y hemos estado sordos!" (del poema “Al ruido del Duero”, del libro Conjuros (1958), de Claudio Rodríguez)

10.6.10

Semihaiku de junio

De nada valen las palabras cuando la realidad es tan dura como una piedra

De nada valen las palabras cuando la realidad es tan dura

De nada valen las palabras

De nada



PS: Haiku o Haikú, he ahí la cuestión.

9.6.10

La Alianza de escritores por la libertad, versión siglo XXI

No puedo evitarlo. No siento ninguna simpatía por la tropa esta de la flotilla de Hamás que intentó desafiar el bloqueo israelí al puerto de Gaza. Su objetivo no era desde luego llevar ayuda humanitaria a la población palestina que allí reside. Los palestinos siempre les han importado una higa. Es la vieja historia de los enemigos de la libertad: nombre rimbombantes, nobles deseos y, por debajo, un intento claro de destruir todo lo que suene a occidente y a la libertad. ¿Alguien olvida la cantidad de este tipo de engendros que dirigió la Unión Soviética durante años? El objetivo era desafiar a Israel y ver hasta dónde podían llegar. Se han dado de bruces con la realidad: el Estado de Israel no es cualquier Estado decadente europeo que haya ido transformando sus fuerzas armadas en una especie de oenegé. No, Israel sabe que de su fuerza depende su supervivencia, y no permite juegos de este estilo. Lamento la pérdida de vidas humanas, porque es un horror que alguien muera de manera violenta, pero desde luego, me fío poco de lo que publica la prensa antisemita de todo el mundo. Y menos de algunos análisis tan finos como los que hace la dizque prensa española. Nunca entenderemos nada con su ayuda. Pero nada de nada.


PD: en fin, y ya lo que es para morirse de risa es la argumentación de que la flotilla de los terroristas de Hamás estaba en aguas internacionales. Cuando nuestros lanas se ponen finos, son insuperables. Porque son los mismos que no abrieron la boca cuando el socialista Javier Solana dirigió el bombardeo de Serbia violando las resoluciones de la ONU.


PS: "Durante toda la duración del pacto Hitler-Stalin, mientras las bombas de la Luftwage llovían sobre Londres, los manifestantes de izquierdas hacían vigilias de paz a favor de la no intervención de Estados Unidos en aquella “guerra imperialista”. […]. Al día siguiente de la invasión de la Unión Soviética, este coro terminó tan bruscamente como si se levantara la aguja de un disco. Ahora las mismas voces estaban unidas a favor de de la intervención inmediata".

Tzouliadis, T.: Los olvidados. Una tragedia americana en la Rusia de Stalin. Debate, Barcelona, 2009. Páginas 240 y 241

8.6.10

Terapias cuando declina ya la primavera

Estuve viendo, por fin, Scoop, de Woody Allen. No fui a verla al cine en su momento y llevaba tiempo rondándome por casa. Interesante y entretenida, creo que es, sin embargo, la más floja de los últimos años de Allen, por debajo desde luego de Match Point o de El sueño de Casandra, por hablar de las otras dos películas de su ciclo británico. Aunque las preguntas y las reflexiones de fondo son tan buenas y tan pertinentes como en casi toda su obra (por ejemplo ¿Por qué nos enamoramos de quien no debemos sabiendo, además, que no debemos enamorarnos?), acaba siendo, creo yo, una obra menor. Magnífico, por cierto, Hugh Jackman en el papel de Peter Layman.

Una buena peli, para pasar una tarde entretenida. Sobre todo si la tarde es una mala tarde de domingo.


PS: “Hemingway, devorador de mujeres, nunca la olvidó a pesar de cuatro matrimonios e innumerables conquistas. Quizá los amores no correspondidos son los más fuertes. Quizá nos acompañan para siempre porque no se desgastan por el uso”.

Moreta, Jorge: Cuba más allá de Fidel. Altair, Barcelona, 2010. Página 213.

PD: a vueltas con lo complejo que es el amor.

7.6.10

Los rusos, julio y marisol desde un Ipad

Los grandes escritores rusos, lo sabe ya el desocupado lector, no son de mi agrado. Uno tiene sus manías, y las manías nunca son racionales. Como casi todas mis manías, esta nace de la inseguridad en algún momento de la adolescencia, y en el miedo a no saber de qué habla uno. Bueno, que me pierdo, el caso es que poco a poco, conforme me voy haciendo más adulto, que no más sabio, me voy acercando a ellos e intento vencer mis temores. Todo tipo de temores.

El caso es que el fatídico uno de julio de 2009 pasé por El Corte Inglés a hacer unas compras. Lo recuerdo muy bien, era una comida de zamoranos e, iluso de mí, pensé que luego iba a poder tomar un café. Nunca me llamaron, así que me fui dando un paseo, para hacer tiempo, al Cortinglés de Goya. Allí compré un par de temporadas de Expediente X y la serie Guerra y Paz. Porque a ella sí le gustaban los realistas rusos. No la vimos, claro. Ni aquel día, ni nunca. Y yo aquella noche ya no dormí. Pero bueno, esa es ya otra historia.

Ahora que me he dado cuenta de que madurar es asumir las derrotas, decidí verla. Sólo hay que tenerle miedo al miedo, dijo una vez Ike, con toda la razón. Son varios capítulos de una superproducción europea para recrear la obra de Tolstoi. De fondo, la Rusia del primer tercio del XIX. Es buena, y me sirve para mejorar mi inglés, que es para lo que uso estas cosas, pero no está demasiado cerca de mi espíritu: en la obra el amor lo puede todo, lucha contra todas las dificultades y sale siempre vencedor. Pero la vida no es eso: la vida es un objeto áspero y de muy difícil comprensión. La vida, en fin, es una ventana a la que nos asomamos pero desde la que el mar no se ve.


PS: a vueltas con el Ipad, es difícil explicarlo mejor de cómo lo hizo Arcadi Espada el sábado en El Mundo: “Pero con lo que acaba tajantemente es con la informática como ciencia disuasoria e ignota. Por decirlo de algún modo: por primera vez un ingenio digital tiene la informática dentro y no fuera. Las barreras han desparecido. Eso sí: hay que mover un dedo, lo que puede que para nuestros civiles ya sea mucho”.

5.6.10

Devorando libros

Acabé Los olvidados, un libro sobre la tragedia de centenares de norteamericanos que viajaron a la Unión Soviética durante los años veinte y treinta pensando que allí se estaba labrando el futuro de la Humanidad. Las inversiones de Henry Ford y sus acuerdos con el gobierno soviético empujaron también a muchos norteamericanos a buscar un futuro mejor para ellos y para sus hijos en las nuevas fábricas que se abrían en Rusia. Cometieron un error mortal en sentido literal: muchos de ellos fueron asesinados, y otros muchos abandonados a su suerte por su gobierno. Un libro bien escrito y bien documentado. Con sus héroes y con sus traidores. Gentuza como Walter Duranty, que se permitió escribir en el New York Times en septiembre de 1933, en pleno Holodomor, un artículo que llevaba por título “Abundancia en el norte del Cáucaso”. Gentuza como Joseph Davies, el clásico liberal americano, rico y casado con Marjorie Merriweather, una auténtica nulidad, la antítesis de Sanz Briz, embajador en la Unión Soviética que cerró los ojos con gusto a cuando sucedía delante de sus ojos. Un tipo capaz de telegrafiar a Roosevelt que las confesiones de los juicios farsa de Moscú “tenían visos de credibilidad”, o Henry Wallace, un estúpido vicepresidente norteamericano que se sumó a la farsa y que visitó los campos de trabajo del infierno siberiano sin sospechar nada de lo que veía frente a él

Pero los verdaderos protagonistas del libros son los centenares de ciudadanos de los que nunca se supo ya nada. Como si se los hubiera tragado la tierra, desaparecían nada más salir del recinto de la embajada norteamericana en Moscú. Arthur Talent, que llegó a Moscú con siete años en los años veinte y que fue fusilado con 21 años en 1938, acusado de espionaje a favor de Letonia (¿?), el pastor Hecker, desaparecido, Lovett Fort-Whiteman, desaparecido.

El libro narra las primeras llegadas a Kolimá y al resto de campos, básicos para mantener una economía, la comunista, que necesitaba de mano de obra esclava para sobrevivir y cómo la ayuda norteamericana hizo posible que la industria soviética se desarrollara en aquellas condiciones tan extremas (envío de camiones y barcos, básicamente). El recorrido por la vida en los campos, y por la infame postura de la Administración norteamericana, de no empañar sus relaciones con la tiranía soviética es estremecedor.

Muy pocos volvieron. Gracias a Dios, algunos como Thomas Sgovio vivieron lo suficiente como para contarlo.


PS: “Mientras el Terror entraba en su fase más sangrienta, Joseph Davies informó a los medios estadounidenses sobre sus recientes observaciones: “un maravilloso y estimulante experimento está teniendo lugar en la Unión Soviética. Es un enorme laboratorio en el que se está realizando uno de los mayores experimentos en el terreno de la Administración estatal. La Unión Soviética está haciendo cosas maravillosas. Los dirigentes del gobierno son un grupo de hombres y mujeres sumamente capaces, serios, trabajadores y poderosos

Tzouliadis, T.: Los olvidados. Una tragedia americana en la Rusia de Stalin. Debate, Barcelona, 2009. Página 137

2.6.10

¿Crítica literaria?

En su libro “Tiempo desapacible”, en uno de sus más hermosos poemas, Jon Juaristi recuerda a su abuela Valentina y señala:

"Pero de ella aprendí las cuatro cosas / que he salvado del tiempo y su ruina: / que sólo se es feliz en el pasado, / que todo se termina, / que del más grande amor apenas queda / una pálida brizna cristalina, / y que perseverar en la existencia / requiere disciplina".

Pocos versos más claros para este Vinogrado en el que yo también moro un amanecer como el de hoy, segundo día de junio. Porque está claro que nadie está obligado a ser valiente, ni siquiera la abuela del poeta.

Se trata, sin duda, de uno de los mejores libros de Juaristi, uno de los poetas del último tercio del XX del que me siento más cerca. Otro de los poemas del libro, extraído al azar, lleva por título “Rosario”, y principia así:

"Yo la quería mucho, pero entonces / amar y destruir sonaban parecido, / como en los más confusos poemas de Aleixandre. / Nos casamos con otros. Tal vez así perdimos / lo mejor de la vida. Quién sabe. Hubo una noche / en que ambos acordamos que pudo ser distinto / el rumbo de esta historia de culpa y cobardía […]"

Tal y como cierra su magnífico poema “De visita”, la recomendación del poeta es clara: “Márchate silenciosa, suavemente”. Y no puede ser de otra manera.

Como puede ver, lector, no sólo de Vallejo vive El Perdíu.


PS: Mi Coronel, cuando seamos mayores recordaremos las noches de maki y pacharán. Porque esto, y no otra cosa, es la vida.