A mis años y me siguen sorprendiendo muchas páginas de las revistas. El número de primavera de Política Exterior. No había oído hablar de los diagonalistas. Me encuentro con ellos en un artículo de William Callison y Quinn Slobodian. Conceptos como Querfront y Querdenken. Su sello de identidad es que todo poder es conspirativo y por eso son tan modernos.
Son en el fondo las rebeliones de las clases medias, aunque Keir Milburn los llame “derecha cósmica”, en los países de habla alemana votan de manera mayoritaria a la izquierda, a los Verdes sobre todo, pero también a Die Linke, son las dos formaciones más votadas.
Podrán acabar yendo a una ronda de lo que Paolo Gerbaudo llama “partidos startup” que revuelven el panorama político europeo desde la crisis financiera. Éstos partidos se crean a imagen y semejanza de las empresas tecnológicas y se caracterizan por el rápido crecimiento, la gran escalabilidad y, también, la elevada tasa de fracaso.
Golpismo de fantasía, como el asalto al capitolio o el delirante referéndum del 1 de octubre. Richard Seymour habla de una “política de delirio” que puede terminar incluso triunfando en estas condiciones. Cuando sumas la frustración a las dinámicas tecnológicas el resultado es el que es.