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19.3.22

Entre un padre y un hijo

Nos pusimos una noche también con El olvido que seremos. Después del libro, había que ponerse con la película. La dulce, hermosa y especial relación de un padre con su hijo varón a lo largo de la infancia. Una historia hermosa. Dura y hermosa. Porque lo más interesante de la historia, ya digo, no es tanto la lucha política del padre, como la relación -con sus altos y sus bajo- que establece con su hijo. Y con un Javier Cámara enorme, por cierto.



Cine hermoso, ahora que vamos para viejos.

22.11.21

Olvidos y memoria

Nos pusimos con El olvido que seremos. Recuerdo el libro, magnífico, que le regalé hace unos meses a la mi rapaza. Está inmenso Javier Cámara, como lo estaba en la serie de Sorrentino, y como yo estoy sensible desde hace tiempo, no pude evitar la llorera final:


Un viernes solitario me puse con Sin olvido, cine eslovaco sobre la memoria y sobre el olvido. Sobre el horror que supone ser el hijo de un asesino que -además- perdió una guerra. Sobre los fracasos de la vida cuando nos vamos acercando al final...



15.4.13

Dale una vuelta, majo...


Cine.
Estuvimos viendo la última de Almodóvar, los amantes pasajeros. A mí el director manchego me gusta: creo que ha hecho un cine magnífico, con algunas obras de arte como Volver y con algunas piezas mayores que recuerdo con especial interés: Hable con ella, Todo sobre mi madre, o La Flor de mi secreto. Por edad, llegué tarde a sus primeras películas, que he visto luego en casa y a las que creo que el tiempo no ha tratado demasiado bien.
Los amantes pasajeros es una obra floja. Mucho caca, culo, pedo, pis, mucha homosexualidad y mucho sexo, adornado por algunos gags y por la buena interpretación de Javier Cámara y Lola Dueñas, pero poco más.
Una película que hubiera tenido cierto sentido en la España de 1982 pero que, a estas alturas, resulta un poco tonta. Y prescindible.

Si al director manchego el próximo guion le sale así, mi recomendación sería: “dale otra vuelta antes de ponerte, majo”