Estoy rematando, lector, un libro fascinante. Fruto de los buenos consejos no sólo de la madre de Jimena, sino también de la insistencia de ese desocupado lector de estos lares que se llama Miquel Barceló. El libro, (El Mar Negro, cuna de la civilización y la barbarie), es una magnífica mezcla de los estilos de Magris y Kaplan, con un resultado sencillamente delicioso. El autor, Ascherson, elabora un libro hermoso que nos pone ante el espejo de nuestra propia ignorancia. Un recorrido por las riberas de un mar muerto desde hace siglos. Y con unas historias deslumbrantes, tan lejanas del campanario y de la aldea que pueblan hoy los medios españoles. Los jázaros, un pueblo turco que se convirtió nada menos que al judaísmo y allá por el siglo X desapareció de la zona y de la historia. Los caratíes de Crimea. La Hipótesis Varega como hipótesis de trabajo, según la cuál los rusos serían descendientes de esta tribu nórdica, mezcla de bandoleros y aventureros, que dieron origen al primer estado ruso-eslavo en la actual Ucrania en el siglo X. Hipotesis combatida por la historiografía rusa, ya fuera zarista o soviética. El impulso que Stalin dio a la partenogénesis como origen del pueblo ruso, según la cual las evoluciones de la cultura rusa se debían a movimientos internos, y no a aportaciones de otros pueblos, llegando a prohibir la historia: los godos de Crimea pasaron a ser habitantes autóctonos, así como los jázaros, que dejaron de ser turcos que llegaron del este, por no hablar de los tártaros, que pasaron a ser de la noche a la mañana oriundos del Volga. La llegada de los escitas. La legendaria ciudad de Olbia, destruida por los Getas y de la que tanto sabemos gracias a la certera descripción, casi un documental, que hizo Dion de Prusa. El proceso progresivo de aculturación de los griegos que vivían en las riberas del río. La construcción del otro como un bárbaro.
Un recorrido lúcido y apasionante sobre los árboles genealógicos del Cáucaso del que espero poder hablarse estos días si tengo algo de tiempo… sobre todo porque creo que he encontrado un caso con el que poder identificarme. Quizá mi identidad sanabreso-zamorano-castellano-española-europea-occidental no sea más que una identidad laz a este lado de Europa. Mañana sigo.
PS: Herodoto escribió una vez: “Todos sin excepción creen que las costumbres de su patria son las más excelentes y hay multitud de ejemplos que prueban que esta actitud ha arraigado en todas partes”. Citado por Ascherson, N. en El mar negro, cuna de la civilización y la barbarie. Tusquets, Barcelona, 2001. Página 73
Un recorrido lúcido y apasionante sobre los árboles genealógicos del Cáucaso del que espero poder hablarse estos días si tengo algo de tiempo… sobre todo porque creo que he encontrado un caso con el que poder identificarme. Quizá mi identidad sanabreso-zamorano-castellano-española-europea-occidental no sea más que una identidad laz a este lado de Europa. Mañana sigo.
PS: Herodoto escribió una vez: “Todos sin excepción creen que las costumbres de su patria son las más excelentes y hay multitud de ejemplos que prueban que esta actitud ha arraigado en todas partes”. Citado por Ascherson, N. en El mar negro, cuna de la civilización y la barbarie. Tusquets, Barcelona, 2001. Página 73