15.6.08

Nomadismo

El otro día tuve el privilegio, y el placer, de asistir a una conferencia, en petit comité, impartida por el profesor Rodríguez Braun. No todo va a ser trabajar. Me interesaron muchas de las cosas que dijo. A veces es posible hablar de filosofía sin perder la sonrisa. El peligro de la democracia, que pone al votante ante un espejo (“hago lo que tú me has pedido, luego no te quejes”). Un comentario interesante: el telefóno móvil es el mayor cambio en la vestimenta en occidente desde la desaparición del sombrero en los años cuarenta.
Enlacé el comentario con el aspecto que presentaba la sala. Todos con
Blackberry. Todos nómadas al fin, como tituló un magnífico Reportaje Especial que publicó The Economist a principios de abril. No sé qué espera, lector, a suscribirse a esta revista. Un soplo de realidad cuando uno vive en el país en el que se está rodando la segunda parte de la vida de Brian. Como el mundo no se agota en España, gracias a Dios, podemos observar cosas interesantes.
Caminamos hacia modelos de negocio basados en escenarios móviles. Se acabó quizá la oficina. Y no hablo tanto de teletrabajo como de ausencia de escenario físico de trabajo. La oficina es un
Smartphone, el orden del día un blog y todo el conocimiento de la empresa, una presentación en ppt. En estos escenarios, las reuniones tienen lugar en cafés o restaurantes dotados de conexión a Internet. Poder entrar en la ciudad lejos de la hora punta.
Empresas virtuales basadas en la libertad y la autonomía del trabajador. Y también en el estrés, no debe ocultarse. En los
workend. La emergencia, en suma, de esos terceros espacios, más allá del hogar y de la oficina. Una vuelta, puede ser, a modelos premodernos, cuando el trabajo estaba pegado a casa. Pienso en mi familia. Mis abuelos, y no digamos mis bisabuelos, nacieron en la premodernidad. Todos ellos trabajaban literalmente en casa. Quizá el escenario de nómadas que se nos abre nos lleve a lugares similares. La flexibilidad como una característica de la posmodernidad. Nuevos modelos de organización del trabajo (posibilidad de trabajar hasta sesenta y cinco horas a la semana.).
La libertad es ese espacio que queda entre el Estado y los usos sociales que se imponen al individuo.

PS: Él dijo: "I´m here to teach, not to learn". Y yo, no sé porqué, pensé en unos versos de César Vallejo: ¡Y si después de tantas palabras, / no sobrevive la palabra! / ¡Si después de las alas de los pájaros, / no sobrevive el pájaro parado!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y en ese entorno nos venden que la regulación de la jornada laboral es algo que, simplemente, tenga sentido. Da gusto ver a los adalides de la sociedad de la información y la economía del conocimiento, incluso en la red, indignarse por las supuestas 65 horas.