19.11.21

Hojas de lluvia

A Julio Llamazares lo descubrí de joven, vía Mile. Creo que lo primer que leí debió de ser El río del olvido, no lo recuerdo bien. Luego cayeron varios, entre ellos, la historia del final de Ainielle en La lluvia amarilla. Después de no pisar un teatro desde febrero, nos acercamos a verla al Español, cortesía del Udaletxe. Una hermosa y dura adaptación. Llamazares tiene muchos méritos, entre otros, haber empezado a hablar del tema treinta años antes que el resto. Es difícil no emocionarse: el hijo que marcha y nunca vuelve -dejarás caer la casa que construyó tu abuelo-, la niña muerta, el perro como acompañante final, la memoria perdida de tantos y de tantos, con hijos diletantes jugando a ser campeones de la nada en la gran ciudad. Me veía paseando entre fantasmas por el mi pueblo. Y recordaba la voz del mi hermanu Lauru, hablándome de aquel proceso de despoblación de los setenta en primera persona...

Un mundo que se va. Quizá no pase nada, en efecto. Pero es un mundo que se va. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

El tiempo es eso que convierte la vida en nostalgias.

–Malcontent