Compro de vez en cuando La Vanguardia. Hasta hace unos años, era un magnífico periódico, con las sabatinas de Gregorio Morán, con una magnífica panoplia de corresponsales extranjeros y con algún suplemento de interés. No ha sido difícil observar en estos años el proceso que el periódico ha seguido, similar al de la vida pública en Cataluña. El pasado lunes 26 de mayo, sin ir más lejos. Lo compré para seguir en él las reacciones a los comicios europeos. Un tal Uría firmaba la crónica sobre Francia, poniendo el acento en el carácter ultraderechista del Frente Nacional, y pasando por encima de su carácter nacionalista (francés, en este caso). Un tal Ramos, desde Londres, consideraba de interés no sólo contarnos el signo de zodiaco de Nigel Farage, Aries, sino que además, nos recordaba a todos que ha habido otro Aires peligroso. Atentos, que es literal: "Nativo de Kent, de signo Aries (como Hitler) y 50 años de edad cumplidos el pasado abril [...]". La aclaración no aporta nada al lector, como nada aportaría si, hablando de Rafael Nadal dijéramos "de signo Géminis, (como Gadaffi)".
Es curioso que además considere al tal Farage como "ultranacionalista", calificación que no suele leerse en La Vanguardia cuando se trata de políticos de la Esquerra o de Convergencia.
En fin, en la página 29, Silvia Hinojosa, que narra la noche electoral de la Esquerra, relata con normalidad y sin ningún asombro que un enfermo de Alzheimer acudiera de nuevo a un acto público como su fuera un acto nacido de su libre voluntad y conciencia: "En apoyo de Maragall acudió anoche a la sede electoral de ERC el expresident Pasqual Maragall que fue recibido con una gran ovación [...]"
Hay que leer más la prensa que se hace en Barcelona para entender cómo hemos llegado hasta aquí...
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