A partir de los cuarenta, pocos papelillos al año. Empiezo uno esta tarde. Lleva todo el día lloviendo en la mi tierra. Adoro estas tardes en el oeste, de lluvia pausada y cielo oscuro. La chimenea lleva rato encendida pero la conexión falla. Los sigo leyendo en realidad porque no quiero irme del Círculo. Pura nostalgia. El autor es un belga de apellido impronunciable, un tal Jeroenn Olyslaegers. La novela, Voluntad, tiene buena pinta. Y me tropiezo con esta fascinante reflexión del protagonista en las primeras páginas: "Antes nos enseñaban nombres y
fechas, cosa que ahora se considera un error. Pero nadie, ni antes ni ahora, te
suelta el bofetón que la historia es en realidad. Lo más jodido es que no se
acaba nunca, no de veras. Sigue y sigue"
Vivimos atrapados en un bucle.
Vivimos atrapados en un bucle.
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