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8.10.15

El Algarve

Llegamos al Algarve cuando es noche cerrada. Los días se nos van en excursiones. Casi no dejamos ni un rincón por recorrer. Sobrecogedor el atardecer en el Cabo de San VicenteMagnífica la playa de Sagres. Una cerveza en la Pousada, con el mar al frente y un baño en la playa de la Mareta. Una mariscada deliciosa en Olhao, más playas en la Isla de Tavira.... Ir y volver. La vida era esto.

Un país para enamorarse con Anabelén al fondo: presiento que me aguarda ya el final del tiempo gris....



Volvemos a España, pero aún nos da tiempo, antes de cruzar la frontera, de hacernos con esa delicia que los españoles ya estamos tardando en hacer nuestra:



24.3.14

En la muerte de un Presidente

Murió Adolfo Suárez. Un hombre al que yo, por tradición familiar, no debía de ser cercano. Pero hacerse mayor es también cuestionar los dogmas de nuestros padres. Un hombre fascinante, cuya vida y trayectoria me derribó hace años Gregorio Morán, como ya conté aquí. Un hombre que parece metafóricamente calcado, en efecto y como quiere Cercas, al General De La Rovere: el hombre que acabó creyéndose su destino.

Y en un día como hoy, le confieso desocupado lector que hace años que vinculo la figura del presidente Suárez, el hombre de la concordia, con aquella deliciosa canción que cantaban Victor Manuel y Ana Belén hace muchos años. Quizá porque en mi imaginario, el presidente Suárez es el hombre que se pasó media vida intentando quitarnos a los españoles "el desasosiego de nuestras entrañas", para hacernos "libres, pero con alas".



Que descanse en paz. Y que la tierra le sea leve. Y desde la gratitud de no haber sido un niño de otra postguerra, le digo con el corazón, gracias Presidente...