Madrugamos y partimos rumbo al este. Nos acercamos a Arcos de la Frontera. Un pueblo blanco, de la Andalucía del llanto. Precioso. Las calles nos llevan a Grecia o a Marruecos. Bien cuidado. Recoleto. El pueblo pende sobre un cortado. La cafetería del Parador tiene una vista que deja sin aliento. El castillo es privado, del Marqués de Tamarón, lo cual me alegra. La Iglesia está cerrada por restauración. Carteles y más carteles de la Junta, informando todo lo que hace por el ciudadano. El pueblo nos deja con la boca abierta. Ponemos rumbo al sur, hacia Medina Sidonia, de la cual podemos disfrutar poco porque el Ayuntamiento se ha empeñado en despitar a los turistas con señalizaciones alocadas que colman nuestra paciencia. Almuerzo en una venta, de camino a Vejer, final del viaje por hoy.
Vejer soprende desde lejos. Encaramado en un risco el pueblo mira desafiante al viajero. Con cierta prevención, subimos la pendiente de más del 10% hasta llegar a la Plaza. Allí nos espera La Casa del Califa, recomendación antigua de Rosi. Impresionante. Un conjunto de cinco casas unidas y restauradas con mimo para generar el alojamiento. La cal blanca. El perfume. Las vistas sobre la parte nueva del pueblo son espectaculares. La habitación, sencilla, pero no necesitamos más. En este momento, tomamos un te marroquí con Clausius, que amablemente se ha acercado desde Chiclana a vernos. Después, paseamos por el casco. Una nota rompe la paz de la tarde. Algún desaprensivo ha sugerido al Ayuntamiento que ponga altavoces por el casco, y nos bombardean con villancicos, a todo volumen, sin nadie en la calle y en inglés. Qué forma de romper la paz del momento.
Cenamos en la Casa del Califa. En mi caso, comida libanesa. Se ha hecho tarde y va siendo hora de recogerse. Hay silencio en Vejer.
1 comentario:
Buen sitio para perderse. Sitios para visitar no te faltarán, aparte de Véjer: Bolonia, sus ruinas y playas, incluida la duna. El acantilado de Barbate. El faro de Trafalgar; y por último, Punta Camarinal en Zahara, con unas vistas espectaculares sobre el Estrecho. Y para comer: ¿atún o chuletón de retinto? Pardiez, difícil elección.
Que lo disfrutes ¡¡¡
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