24.11.09

Parte, a vuelapluma

Mi General, ya lo conté, me llevó al frente del norte. Paramos en el Restaurante del Guggenheim. Mi General es hombre avezado y sabía dónde me llevaba. El menú degustación es, sencillamente, espectacular. El trato del Jefe de Sala, Urko, magnífico, y la sabiduría de la sumiller, María José, impresionante (ganó el año pasado el premio a la mejor catadora de España). Se nos fue la tarde paseando por la Boca de Sombra, como la llamó Juaristi. Me queda Bilbao más lejana de lo que debería; pasé tiempo allí de niño, con Mi General, y además siempre fui del Athletic. Quizá porque al final he conocido y tratado más bilbaínos fuera que dentro de la ciudad. Como convertir el espacio basura en ornamento. La postmodernidad hecha ciudad. El futuro ya está aquí, por cierto. La Vizcaya profunda nos llevó a Lequeitio, aquel lugar donde la Corona veraneaba en el XIX y que hoy es feudo y pasto de la izquierda nacionalista vasca. Nos alojamos en el Zita, quizá el único que hay en el pueblo, frente al mar. Masaje relajante, spa y cena. Y luego copa viendo al Athletic empatarle al Barsa.

Al día siguiente partimos hacia nuestra infancia. Mariscada en Islares y paseo Oriñón arriba y Oriñón abajo. La ballena. Sonabia. El ring de boxeo. El bar, con El Correo y los chistes de Don Celes. Esta mañana, en fin, Bilbao de nuevo. La tienda del Athletic y almuerzo en Páganos, una pedanía de Laguardia.

Ahí se bifurcaron nuestros caminos, y mientras yo me iba a Logroño y dejaba a Mi General embarcado en una llamada a tres con Miami y Río de Janeiro, pensé en aquel verso de César Vallejo: “Vamos a ver, hombre; / cuéntame lo que me pasa / que yo, aunque grite, / estoy siempre a tus órdenes".

PD: Luis Alberto de Cuenca escribió: "Cuando pienso en los viejos amigos que, en el fondo / del mar de la memoria, me ofrecieron un día / la extraña sensación de no sentirme solo / y la complicidad de una franca sonrisa".

PS: En Errioxa. 44 minutos, por cierto.

2 comentarios:

Hornuez dijo...

No cuesta mucho trabajo
arrugar el papel y tirarlo al suelo
¡El general es un montón de humo asesino!

Anónimo dijo...

lo que yo queria, gracias