1.7.10

Días que lo cambian todo, meses que no cambian nada

Hay días que cambian el rumbo de la nave en la que vamos montados mientras atravesamos la vida. A veces son días imperceptibles, que no se ven ni se notan hasta tiempo después. Hace un año hoy. Es posible que alguien celebre su aniversario. Habíamos suspendido una cena tal día como ayer porque yo era egoísta y no me daba cuenta de que necesitaba descansar. Salió de casa a las siete menos cinco de la mañana. Volvió a las cuatro y media de la mañana del día siguiente. Yo no dormí en toda la noche, aunque lo fingiera. El móvil empezó a no valer de nada; sólo un mensaje, uno solo: “estate tranquilo, lo estoy pasando bien”, y tan bien, pienso yo ahora, un año después. Miro sin rencor y recuerdo sin ira. Cuando las cosas están agotadas, lo mejor es coger la mochila, poner el paso firme, salir a la calle, alzar la vista al frente y echarse a andar. Cada día es un regalo, no sé si del cielo o del azar, pero tengo claro que es un regalo. Y tengo claro que nadie está obligado a estar atrapado donde no quiere estar, porque la melancolía es mala compañera para la vida aunque de ella vivan los poetas. Y que más vale, en fin, ser valiente una vez que cobarde toda una vida.

Hace un año de uno de esos días. Luego ha habido algún otro relevante pero me voy temiendo, me voy asumiendo, (me voy resignando), a que ya quizá no cambien nada. Las cosas son como son, dijo el inefable Mile hace ya muchos años. Y tenía toda la razón, el tío.

PD: a oscuras.

1 comentario:

bambi dijo...

Aunque estés a oscuras (literalmente), has llegado a la luz del final del túnel y ahora eres el que ve con más claridad y lucidez de todos. Me gusta la actitud que rezuma el post

Lo que no te mata te hace más fuerte, dicen, y tu, desde luego, muerto no estás.

Un beso enorme y pa'lante