18.8.11

La libertad en versión de nuestra lamentable izquierda

Al final, entre laicistas y antitaurinos conseguirán hacerme católico y taurófilo. Me fascina ese fondo y esa forma fascista que emerge en cuanto uno rasca un poco por encima de la progresía española. Esos comecuras que todos llevan dentro. Ese totalitarismo. Esa tara de la izquierda: yo soy el bien y vosotros sois todos gilipollas. Esas dos Españas. La lucha contra el poder de la Iglesia tuvo sentido cuando era una lucha por la libertad. Ya no. Ahora hay que respetar a los creyentes. A los católicos. Tienen derecho a manifestar su fe, y sus creencias. Y el resto, empezando por esta pandilla de mierdas vestidos de laicistas, debería respetarlos. La calle no es suya, por más que les pese. Ni suya es la razón absoluta, ni la verdad. No soporto esa estúpida mirada condescendiente que dedican a los católicos o a las personas de fe, como si hablaran con menores; ellos, que creen a pies juntillas en bobadas como la clase obrera y en supercherías como el progreso. La sociedad se construye desde el respeto a todos mientras todos respeten las normas básicas de convivencia. Porque aquí, gracias a dios, no hay ciudadanos de primera y de segunda.

Como son analfabetos, no merece la pena explicarles casi nada. Eso sí, ya que no paran de repetir como un mantra el artículo 16 de la Constitución, sería bueno que entendieran que a la frase que dice, con mucha razón, que “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”, le sigue otra que señala, con igual sentido, que “Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

A ver si se enteran.

Qué pereza de izquierda, madre mía. Menuda maldición


PS: Chaves Nogales escribió en su prólogo de A sangre y fuego que “Entre ser una especie de abisinio desteñido, que es a lo que le condena a uno el general Franco, o un kirguís de Occidente, como quisieran los agentes del bolchevismo, es preferible meterse las manos en los bolsillos y echar a andar por el mundo que nos queda (…). El resultado final de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras (…).


PS: Ayer

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lastima que en un artículo que podría haber estado lleno de grandes verdades que ya hacían falta que alguien recordase se hayan inmiscuido esos insultos, generalizaciones injustas y descalificaciones propias de las personas que tú mismo criticas.

Clochard dijo...

Perfecto. Clavado, y poco más que añadir.

La generalización es más que válida: al saber se llega generalizando con validez. Lo otro, el decir que todo es una continua excepcionalidad, sin patrón ni regla, es la mojigatería y cobardía del falso conocedor, que no se atreve más que a permanecer en la nebolusa posmoderna. Por lo general aburridísima, además.