5.11.18

Textos luminosos

Ya sabe el elector que Perdidaco siente debilidad por Joseba Arregi, quizá la voz más inteligente que junto a Innerarity ha dado el nacionalismo vasco. Arregi abandonó todo aquello y es una voz pausada y crítica. El otro día en El Mundo nos explicó en un párrafo luminoso de qué va esto de la aconfesionalidad del Estado:

Dicha a-confesionalidad no es una cuestión de quitar o poner cruces, de celebrar o dejar de celebrar las Navidades colocando belenes en las escuelas públicas. Es algo más serio, es la afirmación de que en el espacio público de la política no existen, no pueden existir, ni verdades últimas, ni legitimidades últimas. Es decir, el espacio público de la democracia es el espacio de las verdades penúltimas, de las legitimidades penúltimas"

Magnífico

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando producimos un orden (ya sea político, moral, familiar, personal) es porque buscamos por medio de la razón conseguir un fin. No puede haber orden sin un fin, sentido, lógica, razón última.

Para los filósofos clásicos el fin o razón del orden político era la perfección moral e intelectual de los ciudadanos, es decir, una "ayuda" en la búsqueda personal del bien y la verdad.

En cambio, con la modernidad el sentido o fin de la política es hobbesiano: no hay bienes ni verdades últimas a las que podamos llegar, pues la razón moderna dimite de esta búsqueda. La política sólo aspira a generar contratos, un orden social para no devorarnos. Pesimismo de la capacidad de la razón y del hombre

Anónimo dijo...

"¿en qué se fundamenta el mismo Derecho y su imperio? En el mismo Derecho positivo, no en el divino ni en el histórico, ni en el Derecho natural".

Ésta es la "madre del cordero". Los estados modernos, los derechos humanos, las declaraciones internacionales se basan y fundamentan en... nada. Son ficciones que no pueden demostrarse racionalmente.

La fingida racionalidad del debate en realidad oculta esta arbitrariedad. Por eso, hoy es derecho una cosa pero mañana puede ser la contraria, pues no hay fundamento racional. Son meras creencias, como los unicornios. Lo creemos porque sí y ya está .