Sigue atinado el coronel Carlos Javier Frías con sus impresiones sobre Ucrania y el ejercito rojo -perdón, ruso-. Imprimí para leer sus segundas notas y explica bien el fracaso, a nuestros ojos de la fuerza aérea rusa. El desastre comenzó con el cese del general Bondarev en septiembre 2017 y el nombramiento del general de infantería Surovikin a cargo de la fuerza áerea: sigue habiendo un conjunto de pequeñas fuerzas áereas sin coordinación entre ella. Lo explica bien Frías y haría bien en leerlo, caro lector, si quiere saber lo que pasa: los aviones rusos no se atreven a volar cuando están al alcance de tiro de su artillería porque es posible que sean confundidos con fuerza aérea enemiga; y como no tienen armas guiadas, tienen que volar bajo para atacar, lo que los pone al alcance de los stinger ucranianos.
Y de fondo y de nuevo, la falta de mandos subalternos, letal para un ejército moderno…
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