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30.3.23

Tres de Arcadi (y III)

La última frase de la carta del maestro Espada hace un par de semanas. Este final:

Cuál es el problema de la falta de excelencia?

-De organización y de mérito. ¿Sabe que en el Reino Unido hay menos oculistas que en España?

-¡¿...?!

-Aquí cualquiera es oculista, me comprenderá. Hay países donde se sufre para ser algo. 


Qué frase impresionante.

12.6.22

A vueltas con el mérito y el fuste torcido (y III)

En fin, por acabar con este debate sobre los ataques al mérito. Yo ya sospechaba que todo es una importación acrítica de un problema estadounidense, pero al final, la clave me la dio el gran George Kantor comiendo el otro día: “Claro que es un debate americano, los blancos anglosajones no superan a los asiáticos en las pruebas objetivas y se están quedando atrás. Hay mucho miedo entre la élite blanca, así que una respuesta natural es darle de hostias al mérito para deslegitimarlo”

Pues ya estaría... 

10.6.22

A vueltas con el mérito y el fuste torcido (I)

Lleva tiempo dando la chapa la izquierda caviar con la meritocracia. Ya les respondió el otro día Rafa Latorre (Por lo que revelan sus apellidos, la vanguardia intelectual de la abolición de la herencia conoce de primera mano los privilegios de una buena cuna) y luego Alberto Olmos (Podemos tenía que haberse denominado 'el partido de los hijos de las élites', y ver qué pasaba). Aún así, para intentar entender el tema, me puse con el primer documento que sacaron los de Llorente a través de su FPB. El nombre ya es poco descriptivo y demasiado valorativo: “Derribando el dique de la meritocracia

No se trata de hacer un análisis para destrozar el Informe, pero da un poco de pereza leer estas cosas, la verdad. Te lees a Piketty y te lanzas a combatir tus demonios familiares citándolo a diestro y siniestro. Profesores de la Carlos III -y ya sabemos lo que eso significa- muy vinculados a la izquierda no socialdemócrata. Muchos de ellos no saben nada de mérito, claro, porque lo han tenido todo desde que nacieron, y les parece incomprensible que haya gente que salga adelante con el sudor de su frente.

Creo que parten de un error: la meritocracia es una situación aspiracional; ya sabemos que no es completa ni perfecta, pero no es honrado criticar un ideal sólo por no conseguir plasmarlo al 100%.

Luego otro error es la sorpresa antes la obviedad: claro que te irá mejor si tienes suerte en lo que ellos llaman la lotería genética o la lotería social. Con algo más de gracia y sin darse tantos aires (“Lo que evidencia la extraordinaria ventaja que supone nacer en una familia muy rica”) lo explicó Woody Allen hace muchos años: más vale ser rico y sano que pobre y enfermo. El problema es que además no ofrecen ninguna alternativa real. Más plazas en educación infantil, claro, eso nadie lo discute, pero al final el parto de los montes es un ratón: impedir que la Comunidad de Madrid elimine el impuesto de sucesiones y el de patrimonio, pero ni una sola sola palabra sobre la desigualdad que genera en las políticas públicas la -sobre-financiación foral. ¿No es también una lotería nacer en Guipúzcoa, donde la financiación per cápita para políticas publicas es mil euros superior a Badajoz?, por ejemplo. Quizá la procedencia del responsable del estudio le impide meterse en estos jardines...

Además, está ese lenguaje de la izquierda más rancia. Está gente de verdad, ¿en qué mundo se mueve? Dicen vivir en un país en el que “apenas hay empleos que ofrezcan un salario y unas condiciones de trabajo decentes”. Un país en el que  “No hay empleos decentes para todas las personas que los merecen” ¿Están hablando de Cuba? “Salarios de miseria” dicen, como si estuviéramos en la España republicana de 1932. El lenguaje no es inocente: no hablamos de la segregación que provoca el privilegio foral pero sí hablamos de la “segregación escolar”.  

Muchos de sus argumentos parece que lo único que buscan es epatar, me da la sensación. En la página 12: “Más del 35% de los más desfavorecidos en la adolescencia se sitúan por dejabajo del umbral de la pobreza cuando alcanza la adultez (sic)". Pero el titular también podría haber sido "Casi dos tercios de los más desfavorecidos en la adolescencia abandona el umbral de la pobreza al hacerse adultos".

En fin, su crítica al ascensor social ¿Es realmente escaso que el 55% de los hijos de padres sin estudios tenga estudios de segunda etapa o superiores? ¿No es destacable que solo el 12% de los que tienen padres sin estudios se queden en educación primaria? ¿de verdad hay que ver el vaso siempre medio vacío?. En fin, algunas de sus valoraciones son trampas de tahúr: cuando hablan de la lotería genérica en la página 20 ven como tremenda una diferencia que va del 27 al 24% por ciento

Resumiendo, no hay movilidad social perfecta, claro que no la hay. Con el fuste torcido de la humanidad es difícil construir nada recto. La otra opción es Camboya, mandando a todos los que saben leer a campos de trabajo recogiendo arroz, porque la valoración social de unas habilidades no es un tema que pueda dirigir un burócrata en una oficina... 

Lo más interesante, las citas de John Rawls y el tema de financiar academias en CCAA infrarrepresentadas en la AGE (aunque me imagino que no están pensando en que, para entrar en la Armada podemos financiar academias en San Sebastián y en Barcelona, por ejemplo).

16.12.20

Cuestión generacional

A vueltas con este ambiente de ataque del rojerío a la meritocracia. Sólo me falta leérselo al bachiller Escolar. Jorge Bustos ayer en El Mundo, con este párrafo para entenderlo: "Aquella brecha nos partió, y entre los que cayeron del lado de la frustración sucesiva hay diputados de Podemos en Madrid o de ERC en Cataluña que nunca dieron señales de que eran distintos hasta que el ser social, como avisó el viejo Marx, determinó sus conciencias. Hoy es gente que odia el mercado pero privatiza la ubre del Estado con su nómina, y no cree en la meritocracia de nadie por la misma razón por la que la zorra que no llega a las uvas concluye que están verdes. Entre la industria del mérito o la del victimismo, explotaron con maestría la segunda al grito de que lo personal es político; o sea, que todo fracaso personal exige reparación presupuestaria".

No hay más preguntas, señoría