18.7.08

Del hombre nuevo y del gobierno como instrumento

La vida de Harry Wu, nacido en realidad Wu Hongda en el Shanghái de enteguerras. Hijo de una familia de clase media, se educa en colegios privados. La China de las concesiones, que poco a poco va saliendo de su letargo. Un mal momento y una mala ciudad para nacer. Ha estallado la guerra chino japonesa, en medio de una guerra civil entre los nacionalistas y los comunistas. Y las plagas de Egipto empiezan a caer sobre un pueblo milenario. Hu es inteligente. Marcha a Pequín a estudiar geología. La Campaña de las Cien Flores lo pilla en la Universidad. Aunque reticente, acaba sumándose a las críticas. No tardará en ser acusado de derechista por algunos compañeros. Su delito, las críticas vertidas en un par de asambleas estudiantiles. Tampoco le ayuda el ser hijo de un trabajador por cuenta ajena en el Shanghái de entreguerras. Se convierte, sin juicio, y sin acusación, en un enemigo del pueblo. Es internado en diversos campos de trabajo. Durante diecinueve años, lector. Sin juicio. Sin derechos. Convertido en un animal que ha de cazar ratas para poder alimentarse.
El régimen comunista le llamaba “redención por el trabajo”. En realidad, y como ha pasado en tantos regímenes comunistas, se trata simplemente de utilizar mano de obra esclava en beneficio del Partido. Allí vivirá el
Gran Salto Adelante, esa hermosa metáfora de cómo el desconocimiento de la economía por parte de la izquierda apenas tiene lagunas. En los campos le pillará la Revolución Cultural, por lo que no se librará de las palizas y humillaciones de los Guardias Rojos. Casi veinte años. Sin apenas comida, trabajando en minas de carbón o haciendo carreteras. Sin juicio, sin revisión de pena. Era un derechista y eso le privaba de derechos. Los que no son auténticos socialistas no pueden vivir en el país. Su familia también sufrió. Mucho. Muertes, suicidios y detenciones. Como tantos otros chinos. Fue liberado en 1979. Nunca nadie le pidió perdón por lo que le habían hecho. Intentó rehacer su vida. Era difícil. No era más que un derechista liberado. Así que, tras varios años de intento, consiguió un visado para los Estados Unidos.
Allí pudo haber empezado de nuevo dejando atrás el horror. Pero sentía que debía contarlo, en homenaje a los millones de compatriotas esclavizados por el comunismo chino. Volvió de incógnito al país y rodó un documental que dio la vuelta al mundo. Puso en marcha, además, la
Fundación Laogai, para denunciar que aún hoy, sí, aún hoy, lector, el gobierno comunista chino utiliza mano de obra esclava para mejorar su productividad.
Wu narra su vida en
Vientos amargos, que ha sido editado en España recientemente por Libros del Asteroide. Es un libro duro, pero muy recomendable. No deje de leerlo, desocupado lector.

PD: otra muestra de cómo los cubanos reaccionarios, pagados con el oro de Miami, intentan hundir la revolución. Ahora
los muy cabrones se dedican a buscar de comer en la basura. Habrase visto…

PS:
Schopenhauer escribió una vez: “- Porque, si nosotros callamos, ¿quién hablará?”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo, a mi provecta edad, recuerdo con horror el hombre nuevo que quería crear el franquismo a través de la reeducación que los falangistas y otras yerbas aplicaban a la sociedad en la escuela, la iglesia, etc. Terrible. Aquel hombre nuevo era un caballero español, nacional-católico, ultraderechista, con más de 8 hijos y dispuesto a todo para crear mas hombres nuevos. De horror. Durante dos o tres años se fusiló unos 200.000 que no eran ho bres nuevos. Después vino la paz de los cementerios. Los hombres nuevos se forraron a base de estraperlo y cosas así, formaron una burguesía nueva, y dieron luz a una nueva derecha. SIga usted contando.

Unknown dijo...

Hombre nuevo español, no te cortes, total como los fusilados por el franquismo son gratis y como los packs de Carrefour, compras tres y solo pagas dos, no pongas 200.000 pon 10.000.000, anímate (con carrillo y ana belén suman 10.000.002), ay calla que estos nu fueron fusilados.
Hay que ver lo gratuito que le resulta a izquierda aumentar (inflar).
De paso cuenta (los de verdad) porque fueron fusilados, los trabajitos estos habían llevado a cabo en Paracuellos y el horror que llevaron a las calles de Madrid, matando a trochi-mochi, mujeres y niños.
Estos fusilados, tan horrendo como los otros, no murieron por pensar y decir que Franco era bajito y tenía voz de quinceañera, que vá, y tu espero que lo sepas.
No se a donde quieres llegar, pero es un jardín con plantas carnívoras, solo con los muertos de Stalin (muertos de hambre, creo que la peor forma de morir, el cuerpo va comiendose a sí mismo).
Y si, efectivamente, se pretendión crear un hombre nuevo, como ahora con la Edución para la Ciudadanía, igual.
Lo que os pasa a los progres, es que todos llevais un dictadorzuelo dentro. Copiado de Franco que era mas sutil, o de Castro que es mas pérfido, o de Stalin que era mas borrico.

Anónimo dijo...

Me queda lejos Stalin, creo que debemos hablar de España. Ya veo que es usted un hombre nuevo de aquellos. Felicidades. Aquellos 200.000 (cifra a la baja, según los estudiosos) que fueron paseados o fusilados tras "la victoria" lo fueron por no ser hombres nuevos. Lo de usted es otra cosa. Enhorabuena. Lo de China me queda también lejos. Los hombres nuevos de aquí, como usted, son los que me asombran. Sigan negando, que algo queda. Enhorabuena, insisto.