2.8.10

Los miércoles, parados hasta septiembre

Todo empezó por azar. Uno más, que menudo año llevo, joder. Cerquita de casa hay un japo razonable y, algún día de mudanza, el Coronel y el Perdíu fueron a echarse unos makis para terminar la jornada. Era miércoles y al maki le siguió el pacharán. Como quiera que la casa está cerca, fue un rato agradable y razonablemente alcohólico. Decidimos repetir al miércoles siguiente y, poco a poco, fuimos convirtiendo la tarde noche del miércoles en un rito para hacer un alto a mitad de la semana, ponernos hasta arriba de salmón y atún y reflexionar un poco sobre una vida que va, es cierto, a toda mecha, a toda mecha

No hay demasiadas reglas: siempre se come lo mismo y se bebe lo mismo, aunque no en igual cantidad y sólo se acude por invitación. No han podido venir todos aquellos a los que se lo hemos ido ofreciendo, a veces por incompatibilidad manifiesta con el pescado crudo (caso del Maestro Esteban), o por problemas de agenda (como mi compañero de batallas Hornuez, nuestra admirada Hannah o mi queridísimo General), pero aún así, algunas de las espadas más brillantes del coso madrileño han ido pasando ya por estos miércoles y espero que a la vuelta del verano podamos mantener la costumbre y siga pasando gente por ahí. Como somos bastante inmaduros, mi Coronel y yo esperamos mantener estos miércoles incluso cuando acabemos pactando “con terribles mujeres / que alimentan su miedo […] / para tenerlos cerca, controlados e inermes”. Probablemente sea un sueño ingenuo, pero en fin, como la vida es como es, no apuesten demasiado a que no lo cumplimos. A ver quién nos iba a decir al Coronel y a mí hace un año justo que íbamos a estar como estamos ahora… Si ya lo decía el inmortal Gila: “me habréis matado al hijo, pero…”


PS: alguno miércoles, al acabar la cena, no puedo dejar de pensar en el hermoso y demoledor poema de José Emilio Pacheco titulado “Antiguos compañeros se reúnen” y que resume bien algunas cosas que nos pasan: “Ya somos todo aquello / contra lo que luchamos a los veinte años

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muchas gracias por vuestras cariñosas invitaciones!
A la vuelta del verano nos veremos....os llevo en el corazón a los dos.
Hannah

Anónimo dijo...

Los pactos permiten conocer mejor a los demás y aprender mucho más pero sobre todo hacer las sesiones más divertidas
Formar parte de ese pacto sería gran un honor para cualquier terrible mujer.
NC