20.8.13

Cruzar La Raya (I)

Volvimos a cruzar La Raya. Su paisaje lunar. Árido. Inhóspito. A mi país lo marca La Raya, no hay otra identidad más clara por estas tierras oscuras. Somos una tierra de frontera. Una tierra para esconderse. Para huir. 

Llegamos a Braganza, digo. Siempre que entro en la legendaria Brigantia, lo primero que hago es rezar por el doctor Melchor Puig, aquel que nos escribió, era mediado diciembre de 1640 y unos hombres habían llegado a la ciudad desde Lisboa, dando vivas a Don Juan IV de Portugal, y acabó la carta diciendo la frase que resume al hombre del Barroco: “Dios lo remedie y convierta a la Cristiandad”.


Volvimos a cruzar La Raya, digo, y esta vez era para encontrarnos con la familia…

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